El PP exige que deje su acta de diputado y que la fiscalía investigue sus palabras por si son constitutivas de delito
08 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Joan Tardá trató de justificar ayer el grito de «¡Viva la República, muera el Borbón!» con el que el sábado cerró un acto de la juventudes de su partido, celebrado en pleno centro de Barcelona, en el que quemaron un ataúd lleno de ejemplares de la Constitución. Los independentistas de ERC son socios de gobierno de los socialistas en el Gobierno de la Generalitat catalana que preside José Montilla.
Tardá se vio obligado a emitir un comunicado para salir al paso de todas las críticas que estaba recibiendo, en el que matizó que sus palabras sólo suponían «una crítica a la monarquía como institución» y no a la «persona física» del Rey. Además, subrayó que nunca ha «deseado la muerte de nadie» y que su «larga experiencia política en el marco de los valores democráticos y de progreso así lo avala».
El parlamentario explicó que su expresión se tiene que «contextualizar en la historia de Cataluña con lo que ha sido siempre un grito que conmemora la Guerra de Sucesión y los hechos de 1714», cuando Barcelona se rindió a las tropas de Felipe V, primer monarca de la dinastía de los Borbones.
Ataque a los medios
Pero Tardá no se limitó a matizar lo que había exclamado el sábado, sino que pasó al ataque y denunció que «determinados medios de comunicación vuelvan a aprovechar la ocasión para sesgar y descontextualizar unas palabras con el único objetivo de criminalizar determinadas opciones políticas».
Poco antes de que se esforzara en matizar el significado de su grito, era su propio partido el que trataba de salvarle la cara. ERC aseguró que sus palabras habían sido «sacadas de contexto» y que se referían a una frase «histórica» que se gritaba en la guerra que enfrentó a los partidarios de Felipe V y el archiduque Carlos de Austria.
Durante su intervención del sábado, Tardá no se limitó a proferir esa expresión antimonárquica, sino que dijo que el Tribunal Constitucional es un «órgano corrupto», calificó de «infamia» la Carta Magna, aseguró que Manuel Fraga «tiene las manos manchadas de sangre» y llamó «caradura y sinvergüenza» a José Bono.
El exabrupto de Tardá provocó la reacción de las fuerzas políticas. El presidente del grupo del PPC en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, pidió a la Fiscalía que investigue si sus palabras pueden constituir delito. «Hay actos de ERC que tienen una estética más parecida a Batasuna que a una fuerza política democrática», aseguró.
Por su parte, el secretario general del Grupo Popular en el Congreso, José Luis Ayllón, dijo que la proclama está «absolutamente fuera de lugar» y reclamó a Tardá que entregue su acta. Asimismo, dijo que si los políticos tuvieran un carné por puntos «los habría perdido todos» y recordó que «si cada final de mes recibe su salario como diputado es gracias a una Constitución que nos dimos entre todos hace 30 años» y que reconoce como forma política la monarquía parlamentaria.
Preocupado
«Un diputado no puede hacer ese tipo de declaraciones y si las hace debería dejar de ser inmediatamente diputado de esta Cámara», señaló Ayllón, que añadió que se sentía «preocupado» por el nerviosismo de las fuerzas de izquierda, en referencia a las declaraciones del alcalde de Getafe, Pedro Castro, en las que insultó a los votantes de la derecha.
El presidente del Senado, Javier Rojo, calificó de «irresponsabilidad» lo dicho por el diputado independentista y dijo que significa un insulto a todos los españoles. «No se pueden trasladar este tipo de mensajes a los ciudadanos, sobre todo cuando se ostenta la responsabilidad de ser un diputado del Congreso», señaló.
El senador del PNV Iñaki Anasagasti, conocido por sus continuas críticas a Familia Real, tachó de «esperpento» la expresión de Tardá, sobre todo por «asociar un apellido con la muerte» y añadió que «el peor servicio que se le puede hacer a la causa republicana es caer en una caricatura tan grotesca, tan ofensiva y de mal gusto».