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El PP llama a la rebelión contra un pacto financiero Zapatero-Montilla

ESPAÑA

Critica el secretismo de las entrevistas del jefe del Gobierno, que también se reunió con el presidente andaluz

22 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

No está claro si Rodríguez Zapatero ha avanzado en la resolución del sudoku de la financiación autonómica. Pero sí que ha logrado soliviantar a propios y extraños, y con especial virulencia, a las comunidades gobernadas por el PP, que llegaron a llamar a la rebelión a los votantes y comunidades gobernadas por los socialistas para impedir que reciban un trato desigual respecto de las autonomías ricas, en referencia a la catalana.

Los populares se sienten ninguneados por el presidente del Gobierno, quien el sábado se reunió no solo con el catalán José Montilla, sino también con el presidente andaluz, Manuel Chaves. Una reunión, esta última, de la que no hubo inicialmente confirmación oficial. Lo que ha desatado las iras de los dirigentes del PP, por cuanto intenta pactar con dos significativas comunidades gobernadas por los socialistas un sistema que afecta a todos, y también por el secretismo que ha rodeado las reuniones.

Lo que ha trascendido hasta el momento del contenido de las reuniones no ayuda a aclarar cuál es el avance real hacia un acuerdo, lo que ayuda a multiplicar los recelos entre los partidos y comunidades que han quedado marginadas. Según algunas fuentes, el Gobierno ha ofrecido desdoblar la financiación autonómica en dos fondos regionales. Uno, de nivelación, equipararía los recursos per cápita de que disponen las comunidades para prestar unos servicios básicos reducidos, en línea con las demandas de Cataluña, que suponen un recorte de aproximadamente un 30% en las transferencias que reciben las comunidades, lo que evidentemente perjudica a las de menor renta, entre ellas Galicia. A cambio, Zapatero se comprometería a incrementar el fondo de suficiencia, destinado a garantizar una financiación mínima para todas las comunidades.

La evolución de estos fondos depende de que el Gobierno ponga más dinero sobre la mesa, lo que no está claro en una situación de crisis como la actual. En todo caso, la reducción de los servicios que se contabilizan para asignar las transferencias presupuestarias abre una espita a un crecimiento desigual de los recursos totales disponibles por cada comunidad.

A espaldas de todos

Esta es la principal razón que ha llevado a los dirigentes populares a salir en tromba contra las negociaciones de Zapatero con Montilla y Chaves. Pero no la única. La otra es que las reuniones hayan sido «de tapadillo y a espaldas a todos los españoles», relegando al resto de las comunidades, según la queja expresada ayer por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. «No es de recibo que dos socialistas se sienten a estudiar la financiación autonómica cuando es un tema que afecta a todas las comunidades autónomas», dijo durante un acto de su partido en Ávila.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, resumió en un comunicado el sentir de los presidentes autonómicos del PP: «hacer un traje a medida a Cataluña es discriminatorio e intolerable». Pese a que ambas comunidades parten de una postura similar respecto del modelo de financiación, Aguirre aclara que «negociarlo solo con una autonomía atenta contra el principio de multilateralidad y equidad».

Otros dirigentes populares fueron más allá de las cuestiones procedimentales, como el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que comparte con Galicia la exigencia de que el nuevo modelo pondere más el envejecimiento y la dispersión de la población. Además de oponerse a un pacto bilateral, Herrera advirtió al Gobierno de que no admitirá «una solución rápida pactada con las grandes comunidades en población», en referencia a Andalucía y Cataluña.

La llamada del PP a la rebelión no tuvo eco en las comunidades gobernadas por los socialistas. No obstante, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, apostó por las negociaciones multilaterales y advirtió de que, en todo caso, a su comunidad «no la representa nadie que no sea su presidente».