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La política a pie de calle suple la falta de medios de UPyD

ESPAÑA

Rosa Díez apuesta por el tú a tú en un mitin en pleno Cantón de A Coruña

02 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hacen gala de su escasez de medios. Se quejan de la poca atención que la prensa les presta y aseguran que Internet y el boca a boca fueron las armas que les dieron un escaño en el Congreso. Pero como el hambre agudiza el ingenio, el grupo de Rosa Díez ha decidido transformar sus carencias en virtudes y cambiar los fuegos artificiales y la lluvia de confeti por un apretón de manos y un pregonero.

El Cantón Grande, epicentro del paseo vespertino coruñés, fue ayer el lugar escogido por UPyD para presentar sus propuestas de cara a las elecciones europeas del próximo domingo. Precedido el encuentro por un pregonero, que ataviado con librea y a voz en grito anunció la presencia de Díez en la ciudad -una táctica publicitaria tan fuera de tiempo como llamativa, cuando buena parte de la campaña se desarrolla en las redes sociales de Internet-, contó este mini mitin, como lo calificó una de las asistentes, con una tarima de apenas tres metros de longitud, un micro compartido por los comparecientes y otro inalámbrico que paseó por las manos de los ciudadanos allí congregados, una bandera de España y otra europea. Y con Rosa Díez como estrella.

«No es normal que los políticos bajen a la calle, a pie de obra, para hablar directamente con los ciudadanos, sin un casting previo», admitía Díez en su discurso. Pero este formato tenía su razón de ser: «En un recinto cerrado solo van a verte los simpatizantes, y se trata de darse a conocer más allá, que la gente se entere de que UPyD se presenta a las elecciones», explicaba una de las simpatizantes que repartía folletos minutos antes del evento. Por afinidad o por mera curiosidad, con la llegada de la diputada vasca se formó un tapón en la céntrica vía coruñesa de gente que primero atendió al discurso y, a su término, acribilló a Díez a preguntas sobre la inutilidad de la segunda sede del Parlamento europeo en Estrasburgo, la inmigración, la atención a dependientes, la preparación profesional de los políticos y otros temas que no siempre guardaban relación con las elecciones, con Europa o con la política en general.

Hasta que llegó la pregunta: «Señora Díez, ¿está usted en contra del gallego?», le espetó un ciudadano, micrófono en mano. «Ni a favor ni en contra del gallego ni del castellano. Los idiomas no tienen derechos. Los tenemos los ciudadanos, y eso, el derecho a elegir libremente la lengua en la que quiero educarme, es lo que defiendo. Lo demás son tonterías», respondió la diputada bajo la más sonora ovación del auditorio.

El novedoso formato, reconocido por Díez como atípico, comprendía también ciertos riesgos. Preguntas sobre supuestas conspiraciones de grandes grupos empresariales que, a través de la clase política, han sumido a Occidente en una crisis insuperable con el objetivo de dominar el mundo; o la presencia de un hombre que, esforzándose por mantener la verticalidad, se plantó ante Rosa Díez en plena arenga para mandarla callar, no impidieron que se plantease entre ciudadanos y políticos un diálogo. Algo que, según aseguró Díez, venía buscando.