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«Tendría que haber habido más socialistas que dijeran no a Zapatero»

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID/LA VOZ.

ESPAÑA

Una de las voces más respetadas del PSOE critica que el «sí bwana» predomine desde hace años en el partido, en contra de su cultura política tradicional

19 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Gregorio Peces-Barba (Madrid, 1938) considera que tendría que haber más dirigentes críticos en el PSOE capaces de decir no a Zapatero cuando no están de acuerdo con sus decisiones, como ha hecho Tomás Gómez. Una de las voces más prestigiosas y respetadas del partido apoya las medidas de ajuste del presidente del Gobierno, que ha tomado «contra sus convicciones, porque tenía que hacerlo, lo que no lo empequeñece, sino que lo engrandece». Pero añade que «a veces tiene ideas de que es capaz de resolver los temas por sí solo».

-Se ha implicado mucho en apoyo a Tomás Gómez. ¿Por qué debe ser el candidato?

-Soy militante de siempre y no me gustan ni las ocurrencias ni los aterrizajes. A Tomás Gómez se le encarga que sea secretario general hace tres años, organiza bien el partido, lo racionaliza, lo pacifica y cuando llega el momento se le dice que no va a ser el candidato. Y a una persona muy competente y valiosa como es Trinidad Jiménez, que está haciendo una estupenda tarea de ministra de Sanidad, se la quita de ahí para meterla en este lío en el que ya estuvo como candidata en Madrid y perdió. Es de sentido común defender las cosas sensatas y racionales y creo que la mayoría de los militantes van a tener esta posición.

-¿Se equivocó Zapatero?

-A Zapatero lo han llevado a eso otras personas. Su único interés, su intención última era ganar a Esperanza Aguirre, pero no comparto que quien solo podía hacerlo era Trinidad Jiménez.

-¿Zapatero se juega mucho?

-Sinceramente, creo que no. Los dos apoyan y seguirán apoyando a Zapatero. Tomás Gómez es una persona que está dispuesta a servir y a apoyarlo en las vicisitudes posteriores; y Trinidad, aunque ella lo niegue, es obvio que se apoya en Zapatero.

-Pero Tomás Gómez es ya el hombre que se atrevió a decir no a Zapatero.

-Pero eso es un valor, no significa que quiera el mal para Zapatero. Curiosamente, el ministro del Interior fue el que dijo eso de que su único valor era haberle dicho no, y no creo que una persona tan inteligente como Alfredo se haya dado cuenta de la trascendencia de esa frase, que es como compararlo con los esclavos que se levantaron contra los romanos o con la afirmación de Max Weber de que el hombre es el único animal capaz de decir no, como uno de los grandes signos de su grandeza. Yo creo que lo que ha hecho, quizá contra su voluntad, es glorificar y engrandecer a Gómez.

-¿Tendría que haber habido más dirigentes en el PSOE que dijeran no a Zapatero?

-Yo creo que sí, el sí bwana no es un buen argumento, sinceramente. Creo que se ha transmitido una cultura que no es propia del PSOE. La tradición en sus congresos es que no hay elogios a la ejecutiva saliente sino criticas y luego el secretario general se defiende. El sí bwana ha predominado sobre todo.

-¿La ejecutiva está siendo imparcial en las primarias?

-No, ha sido beligerante. Como personas individuales pueden apoyar y votar a quien quieran, pero estas presiones e intentos de orientar el voto de los militantes me parecen graves y espero que les cueste un rechazo de esos mismos militantes.

-¿Hay una operación para controlar el PSOE en el poszapaterismo liderada por Blanco y Rubalcaba, como dicen los seguidores de Gómez?

-Ahí estoy en la línea de lo que decía Kant, que no le gustaba hacer historia profética. Yo tampoco estoy dispuesto, entre otras cosas porque aprecio mucho a una de las personas a las que se involucra, que es Rubalcaba.

-¿Zapatero debería ser candidato en el 2012?

-Tiene que valorarlo y si quiere serlo lo vamos a apoyar; él dijo que iba a estar dos legislaturas.

-Pero si surge alguien en las encuestas que puede hacerlo mejor podría aplicársele lo mismo que a Gómez ahora.

-Ahí está una de las contradicciones. Cuando se produjo el tamayazo vino a verme a Ribadesella y me dijo si quería ser el candidato a la comunidad. Le dije que sí y luego Rafael Simancas y su gente se opusieron y no se atrevió a seguir adelante. Entonces no había nada hecho, todo estaba por hacer y ahora que están muchas cosas hechas se mete. Ha hecho lo contrario de lo que hizo entonces.

-¿Zapatero le pide consejo a usted sobre algún tema?

-Prácticamente nada. Cuando escribí que seguramente estaba enfadado conmigo, pero yo lo estaba más con él, me llamó para desmentirlo. Estuvimos hablando e intentó convencerme de que había que apoyar a Trinidad. Le dije que ni hablar, y le reproché su cambio de posición desde el tamayazo hasta ahora. Y hemos quedado en comer.

-Usted se ha quejado de que no lo consultara sobre la reforma de los estatutos.

-Ahí me pongo en la filosofía de mi abuela, que siempre decía «piensa mal y acertarás». Me he preguntado por qué me metió en eso del alto comisionado coincidiendo con aquel tiempo. A lo mejor me quería quitar de en medio. Lo lógico es que yo me hubiera ocupado de eso. Desde luego, le hubiera resuelto muchos de los problemas diciendo no a algunos de los excesos del Estatuto catalán antes de que llegara al Congreso.