Rajoy no concreta su reforma del Estado de las autonomías y se limita a pedir gobiernos regionales «sensatos»

colpisa

ESPAÑA

El líder del PP arremete contra Zapatero por anunciar una nueva reforma laboral, «lo único que había reformado»

15 ene 2011 . Actualizado a las 21:19 h.

Habrá que esperar para conocer la reforma del Estado de las autonomías que impulsará Mariano Rajoy cuando llegue a La Moncloa.

El líder del PP, que mantendrá el suspense sobre esta delicada propuesta al menos hasta que su formación ultime el programa electoral con el que concurrirán a los comicios de mayo, rebajó en Léon de forma drástica el mensaje que había lanzado apenas 24 horas antes José María Aznar en esta primera cumbre de 'Populares en el Exterior'.

El ex presidente del Gobierno calificó de «marginal e inviable» la actual configuración del país con instituciones, organismos y departamentos multiplicados por 17. Aznar, en presencia de María Dolores de Cospedal, adelantó asimismo que el PP le pondría el «cascabel al gato» y reformaría el Estado Autonómico, un extremo que confirmó la propia Cospedal. Rajoy, mucho más ecléctico, se limitó a recordar que su partido es la casa de todos aquellos que crean en un Estado de las Autonomías y en un Gobierno central «que hagan las cosas razonable y sensatamente».

El líder del principal partido de la oposición quiere que la revisión del modelo de Estado y su racionalización centre el debate de las elecciones autonómicas de mayo. El 'think-tank' del PP, Faes, publicó el mes pasado un informe elaborado por Julio Gómez-Pomar, Mario Garcés San Agustín y Gabriel Elorriaga en el que se aboga por repensar la distribución competencial del Estado de las autonomías, muy en la línea de lo planteado el viernes por el presidente de honor de los populares. Ese documento servirá de base para la propuesta de Rajoy, pero hasta la fecha el líder del PP ha evitado concretar hasta dónde querría llegar y, sobre todo, ha puesto el foco en la necesidad de controlar el gasto más que en asuntos competenciales.

Lejos del tono beligerante empleado por su antecesor, que remite a las viejas rencillas identitarias que tanto tensaron el clima político en el pasado, Rajoy se empeña en hacer hincapié en los argumentos economicistas que son, a su juicio, los que de verdad tocan la fibra sensible del ciudadano en tiempos de crisis. Eso explica el cambio de tema, y su intento de apaciguar las aguas.

De lo que sí habló, en cambio, fue del Gobierno, pero también para apelar al bolsillo de los votantes. «Cuanto más tiempo estén ahí y más tarden en darle la palabra a los españoles más nos va a costar a todos», dijo. Reiteró su convicción de que sólo un adelanto electoral devolvería la confianza internacional en España, porque el actual Ejecutivo «está instalado en la ceremonia de la confusión, donde las contradicciones, los bandazos y los cambios de opinión son una constante» en la forma de actuar de los socialistas.

Reformas

El jefe del principal partido de la oposición también arremetió contra José Luis Rodríguez Zapatero por querer modificar los cambios aprobados el año pasado en materia laboral y sobre la reorganización del sistema bancario español. «Va a reformar lo único que ha reformado», se lamentó. Emplazó al Gobierno a que, si quiere contar con el apoyo del PP en esta nueva aventura, deberá decir «lo que quiere, que lo presente públicamente para que no cambie de opinión cada día».

De las palabras de Rajoy también se desprende que los populares ya se sienten ganadores de las elecciones locales, autonómicas y generales. El reto ahora es lograr una «gran mayoría social» que le permita Gobernar sin tener que depender de los nacionalismos.

Aseveró que el proyecto de cambio que lidera no pretende prescindir de ningún español, porque en su partido «cabemos todos».

La única condición previa es compartir los valores que refrenda la Constitución. «En el PP -agregó- no preguntamos a nadie de dónde viene ni dónde está, sino a dónde quiere ir él y su país». Rajoy abrió una vez más las puertas del partido a todos los españoles a los que cursó una «invitación permanente en el tiempo» para que se sumen al cambio político que promulga el PP y que tildó de «urgencia nacional».