Sostiene que España es un país «intervenido de hecho» y que ahora se discute en Europa si lo será «de derecho»
15 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.«Voy a hacer de José María Aznar», ironizó ayer en León el propio Aznar durante la primera cumbre del PP en el exterior. Y cumplió el aviso. El ex presidente del Gobierno se convirtió en el mejor antídoto contra el caso Cascos al declararse el más «humilde y decidido» seguidor de Mariano Rajoy, y en el defensor más ferviente del cambio en el modelo autonómico que el PP quiere desarrollar si llega a la Moncloa en el 2012. Además, afirmó sin cortapisas lo que algunos dirigentes actuales solo se atreven a insinuar para evitar críticas de «antipatrióticos» por parte del Gobierno. «España es hoy un país intervenido de hecho y estamos discutiendo si va a serlo de derecho», remachó.
Aznar volvió a la primera línea política, y es que Rajoy encomendó al ex presidente que inaugure, con Dolores de Cospedal, la convención nacional que el PP celebrará entre los próximos días 21 y 23 en Sevilla. Se convierte así en el as que Rajoy se ha sacado de la manga para no correr riesgos en este año electoral y, además, para cercenar el debate sobre la vieja guardia del partido y su presunta caída en desgracia.
Parece que las relaciones entre Rajoy y Aznar, frías desde el congreso de Valencia del 2008, han dado un giro copernicano. Aznar ha pasado de echar en cara a Rajoy su obsesión por un «viaje sin final» hacia el centro político a reconocer, como hizo ayer, que el PP, incluso ganando las elecciones, necesitará conformar una «nueva mayoría social» ante el panorama que se topará cuando gobierne. «España está en una situación límite, en una situación crítica, y no debemos pensar que es una situación de la que vayamos a salir fácilmente», apostilló el ex presidente.
Pero la crisis que atenaza al país no solo es económica, sino que, a su juicio, también es política e institucional. Es más, Aznar aseveró que la articulación territorial ha hecho de España «un Estado marginal y los Estados marginales no son viables». A raíz de esta reflexión marcó las diferencias entre Estados unitarios, descentralizados, federales o autonómicos. En este punto, anunció que el PP, cuando llegue al Gobierno, deberá modificará la configuración del Estado de las autonomías porque sino no sacará adelante sus políticas, aunque vayan en la buena dirección.
Y el PP, en efecto, va en esa dirección. La secretaria general, Dolores de Cospedal, aseveró que la recuperación económica pasa por corregir los «excesos» de los últimos años en el Estado de las autonomías. ¿Qué excesos? Aznar explicó que un Estado con el «grado de debilidad» del español tiene que ser reformado, no solo en cuanto al gasto, sino en lo que se refiere a la ordenación de las competencias de cada Administración. «España no da para tener 17 instituciones que hacen las mismas cosas, 17 organismos que hacen las mismas cosas no da para eso, no podemos sostenerlo».
Cascos y la sonrisa
Había expectación por conocer su postura sobre Asturias. «¿Señor Aznar, es usted historia en el PP como Cascos», le preguntó alguien antes de acceder al auditorio. Una sonrisa fue su respuesta. Pero durante su discurso no dejó lugar a dudas. «Rajoy -afirmó- necesita el apoyo de todos y no solo por lo que hemos sido en esta casa o por lo que hemos sido en el Gobierno de España, sino por lo que queremos que el PP y España sean».