Iba a usar un fusil de precisión, pero el arma fue interceptada en Portugal
09 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La desarticulación del comando Otazua la semana pasada en Vizcaya por parte de la Guardia Civil permitió conocer los planes de ETA para atentar contra el lendakari, Patxi López, y el consejero de Interior, Rodolfo Ares, así como para volar las Torres KIO de Madrid en enero del 2010. Según han desvelado los interrogatorios de los detenidos -Daniel Pastor, Íñigo Zapirain, Beatriz Etxeberria y Lorena López-, el ex jefe militar Mikel Carrera Sarobe, Ata, ordenó a finales del 2009 asesinar al lendakari o a su consejero en vísperas de la declaración del alto el fuego del 5 de septiembre del 2010. Tendría que haber sido el 19 de junio, durante el acto de homenaje en el primer aniversario del asesinato del inspector de policía Eduardo Puelles, al que el propio comando Otazua había matado en Arrigorriaga con una bomba lapa en los bajos de su vehículo. El atentado no llegó a intentarse porque el fusil de precisión con el que debían cometer el homicidio nunca llegó a manos del comando.
Poco después de conocerse estos datos, José Luis Rodríguez Zapatero mandó un mensaje a ETA y a su entorno político. El presidente del Gobierno advirtió que, «más allá de treguas, comunicados o voluntades políticas de unos y de otros», el Estado seguirá persiguiendo a los terroristas. Zapatero no quiso valorar en qué medida estos datos ponen en entredicho la voluntad de la banda de apostar por vías democráticas y que también defiende Sortu.
Insistió en que la respuesta del Ejecutivo sigue siendo la de antes de la tregua, es decir, que las fuerzas de seguridad tienen «la guardia muy alta. ETA -advirtió- solo tiene un destino, acabar cuanto antes, de manera definitiva; eso significa desaparecer de nuestras vidas».
Además del acto de homenaje de Puelles, los etarras también estudiaron intentar el atentado en cualquiera de las concentraciones mensuales de recuerdo al policía en el barrio de La Peña, de Bilbao. Las órdenes de Ata eran que el comando alquilara una vivienda con buena visibilidad sobre la plaza donde se realizaban las concentraciones para efectuar el disparo. El objetivo principal debía ser López, el secundario, Ares.
Sin embargo, el plan no pasó de una mera idea. Los integrantes del grupo no llegaron ni siquiera a informarse sobre los actos de aniversario, ya que el homicidio se frustró el 9 de enero del 2010, cuando una patrulla de la Guardia Civil interceptó en la localidad zamorana de Bermillo de Sayago una furgoneta cargada de material para fabricar bombas que se dirigía a nueva base operativa de la banda en Portugal, en Óbidos.
En ese envío a Portugal que realizaban los etarras Garikoitz García Arrieta e Iratxe Yáñez Ortiz de Barrón por órdenes de Ata, además de explosivos y una cantidad ingente de material electrónico para fabricar bombas, estaba el fusil de precisión ruso Mosin Nagant que el comando Otazua debía de recibir en unas semanas.
Óbidos y el francotirador
La idea frustrada de ETA, según mandos de la investigación, es que esa misma furgoneta, tras pasar por la casa de Óbidos, sería convertida en vehículo bomba. El comando que lideraba Pastor debía hacerse cargo del vehículo para llevarlo a Madrid, donde debía explosionarlo bajo las Torres KIO, mientras que se quedaría con el rifle a la espera del atentado contra Ares o López. El bloqueo de la furgoneta frustró ambos atentados.
El comando había elegido incluso quién iba a ser el francotirador: Daniel Pastor, que ya estudiaba el asunto. En su domicilio de Galdácano se incautó el libro Los francotiradores, de la editorial Osprey Publishing de Martin Pegler, uno de los más renombrados autores internacionales sobre armas de guerra.