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Amedo asegura en el último juicio del GAL que González «estaba detrás de todo»

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El ex comisario Planchuelo niega su participación en dos atentados en 1983

05 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los crímenes de los GAL regresaron a la Audiencia Nacional.

Veinticinco años después de que la guerra sucia contra ETA llegara a su fin, el tribunal juzgó ayer el último litigio pendiente de aquella etapa que llevó a prisión a la cúpula del Ministerio del Interior y a diversos cargos policiales. En el banquillo de los acusados se sentó Miguel Ángel Planchuelo, ex jefe superior de policía de Bilbao en los años ochenta y uno de los hombres fuertes de los GAL, que ya fue condenado a nueve años de prisión en 1998 por el secuestro del industrial vascofrancés Segundo Marey, la primera acción atribuida al grupo terrorista.

Al juicio asistió como testigo su ex subordinado José Amedo, subinspector de la policía condenado a 108 años de prisión por atentados relacionados con los GAL. Amedo aseguró que «jamás un mando policial habría ordenado atentados» y sostuvo que la decisión de crear los GAL partió del ex presidente del Gobierno Felipe González, quien «estaba detrás de todo», así como del ex ministro del Interior José Barrionuevo y el ex secretario de Estado de Seguridad y ex gobernador civil de Vizcaya Julián Sancristóbal. Además, explicó que para ello contaron «con la anuencia» de cargos políticos del PSOE, como Ramón Jáuregui y Txiki Benegas.

Por su parte, Sancristóbal, que también declaró como testigo, aseguró que en 1983, cuando tuvo lugar el secuestro de Segundo Marey y él era el gobernador civil de Vizcaya, «no tomábamos ninguna decisión que no fuese autorizada por las administraciones centrales del Ministerio del Interior».

Planchuelo, de 70 años, está acusado de seis intentos frustrados de asesinato por ordenar, supuestamente, los atentados contra dos bares a los que se presumía que acudían miembros de ETA, en el sur de Francia.

El ex jefe de policía, para el que la acusación popular pide 114 años de prisión y la Fiscalía su libre absolución, negó su implicación en los dos atentados contra los bares, en los que resultaron heridos de bala cuatro adultos y dos menores, y negó haber conocido a los tres mercenarios portugueses que los perpetraron, así como haber dado dinero a Amedo para pagarles.

Pero sí reconoció, en cambio, su participación en el secuestro Marey, a quien tuvo que custodiar. Los hechos se remontan a 1983. Lo hizo, dijo, para cumplir órdenes políticas, ya que fue el Gobierno de Felipe González el que autorizó la acción por la situación en el País Vasco y el «caos» existente en esos años «con un muerto hoy y otro mañana», así como para intentar «salvar la vida» de un capitán del Ejército que había sido capturado por ETA. «Pero no pudo ser», comentó Planchuelo en el juicio, ya que la banda asesinó al oficial de Farmacia Alberto Martín Barrios y los GAL liberaron a Marey tras diez días de cautiverio porque se confundieron de objetivo.