Responsables médicos de los ocho principales hospitales de Cataluña instaron ayer a la Generalitat a que ponga fin a su política de recortes en el sistema de salud porque de lo contrario podría producirse una auténtica debacle en los centros clínicos. Según los representantes de las juntas de los hospitales de Bellvitge, Viladecans, Josep Trueta, de Gerona; Vall d?Hebron, Germans Trias i Pujol, Arnau de Vilanova, de Lérida; Joan XXIII, de Tarragona, y Virgen de la Cinta, de Tortosa, la política de ajustes llevada a cabo por el Gobierno de Artur Mas provocó el cierre del 30 % de las camas y el 40 % de los quirófanos en sus centros.
La situación se tornó «grave» e «insostenible» hasta el punto de que, relataron, empiezan a darse episodios dramáticos en algunos centros, como el de Bellvitge, en el que se registró una pelea entre dos facultativos por el uso del quirófano. Se han cerrado salas de intervenciones, no hay medios para todos, pero ningún médico quiere desatender a su paciente, lo que provoca que la tensión llegue a las manos -hecho no confirmado por el Ejecutivo catalán.- Lo que tiene la categoría de anécdota está respaldado por unas cifras que ponen en evidencia las consecuencias del tijeretazo gubernamental. Así, por ejemplo, según datos de los médicos en el Vall d?Hebron, el mayor hospital de Cataluña, se han cerrado 120 camas y se prevé que este año se dejen de realizar 5.000 operaciones quirúrgicas, frente a las 40.000 que se registran anualmente. En Bellvitge, el gran centro del área metropolitana de Barcelona, se han clausurado un centenar de camas, se ha pasado de 35 quirófanos operativos a 29 y se opera a una media de 40 enfermos al día, cuando la media superaba el centenar. Si no se toman medidas, los facultativos prevén «esperas descomunales».