Algunos no lo votarán por el color de su piel y otros apoyarán a McCain, pese a que no los convence porque no se preocupa por sus problemas
26 oct 2008 . Actualizado a las 22:02 h.La gran mayoría llegaron a estas costas por necesidad, buscando una mejor vida y se quedaron. Todos echan de menos Galicia y van cada vez que pueden, dos o tres veces por año. Siguen de cerca lo que pasa en España. La comunidad gallega afincada en Nueva York y Nueva Jersey es compacta y está organizada. Pero a pesar de venir de los mismos lugares y compartir experiencias vitales que marcaron su vida, los separa una cosa: la política.
En su recta final, la campaña electoral norteamericana se cuela en sus conversaciones a cada rato. Y aunque coinciden en señalar al candidato demócrata, Barack Obama, como seguro ganador -confiados en la holgada ventaja que le dan los sondeos-, no todos lo ven con buenos ojos. El color de su piel no pasa, para algunos, desapercibido. Aun así, la mayoría votarán por él.
A la hora del café de un luminoso y frío sábado de octubre, el local de Casa Galicia, en Astoria (Queens), tiene en sus televisores y en su pantalla gigante un partido de fútbol de la liga española. Una docena de asiduos charla en la barra y en algunas mesas. En el comedor principal, 20 personas beben albariño y comen pulpo, xoubas , caldo gallego o tortilla de patata.
«Yo no creo en el socialismo»
«Aquí muchos somos de derechas, votamos al PP. Yo voy a votar por [el candidato republicano] John McCain, qué quiere que le diga, yo no creo en el socialismo», cuenta a La Voz Raúl López Babío, de 79 años y originario de la provincia de A Coruña. Aun así, tampoco lo convence el Partido Republicano «porque no se preocupa por el pueblo, por nuestros problemas».
Y es que la correlación que tantas veces se hace igualando al PSOE con los demócratas y al PP con los republicanos no es del todo ajustada ya que el escenario político estadounidense está situado en general más a la derecha que en España. Así, los republicanos estarían a la derecha de los populares y los demócratas, a la de los socialistas.
A esto hay que añadir otros dos ingredientes que chirrían en nuestro país: el patriotismo de unos y otros y el ardor guerrero, ambos más acentuados entre los conservadores. Quizá por eso, a Raúl López no lo convencen los republicanos a pesar de reconocerse votante del PP. Quizá por eso tampoco le gusta George W. Bush, que embarcó a este país y al mundo en una guerra de la que ya nadie casi habla. «McCain es más moderado que Bush. Si ganara lo sería aún más de lo que está mostrando durante la campaña», señala, consciente de que el senador por Arizona ha endurecido su mensaje para contentar a las bases más conservadoras de su propio partido.