El 16 de diciembre del 2004 la sede madrileña de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) asistía al acuerdo entre el Estado y la mayoría de los sindicatos por el cual se estipulaban las condiciones de lo que en la práctica fue la segunda gran reconversión del sector naval público, tras la de los años ochenta.
Conforme a lo rubricado en aquel pacto, en Ferrol desaparecían de un plumazo unos 1.400 puestos de trabajo. Dicho de otro modo, un 40% del total. El acuerdo mandó a casa a todos los trabajadores mayores de 52 años (siempre que tuviesen más de cinco años de antigüedad), percibiendo el 76% de su salario bruto.
Pero se acordaron contrapartidas. Y una de las más importantes para Ferrol continúa pendiente de cumplimiento. Se trata de la sexta fragata de la serie F-100. En el listado de la carga de trabajo que la SEPI comprometió para los distintos centros de la compañía naval se incluían, atribuidas a las factorías de Ferrol y Fene, dos nuevas fragatas que habrían de convertirse, respectivamente, en la F-105 y la F-106.
Tres años después de esta promesa solo se ha cumplido la mitad. Navantia Ferrol inició el 29 de junio del pasado ejercicio la fabricación de la quinta fragata F-100 para la Armada española, que reportará 3,75 millones de horas de trabajo a las factorías de la ría. En esa misma jornada, el director general de Planificación Económica de la Xunta, Aureliano García González Llanos, señaló que la F-106 se encontraba en estudio de viabilidad. Aunque fuentes sindicales han indicado que es posible que el esperado encargo se produzca en las proximidades del período electoral, por el momento la situación se encuentra igual.
Reivindicación militar
Más allá de tratarse de un compromiso vinculado solo a la reconversión, la sexta fragata F-100 tiene una destacada relevancia en las líneas estratégicas de la Armada, que en numerosas ocasiones ha manifestado la reivindicación de este buque.
El almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), Sebastián Zaragoza Soto, se mostró contundente en una visita realizada a Ferrol el pasado mes de julio. Apuntó: «La Armada ha expresado ya muchas veces que su deseo es contar con la F-106». Aclaró también que se trata «de una decisión política y que tiene que ver con los recursos y con muchos más condicionantes».
Por otro lado, en un informe reciente en el que se dibujan las líneas generales de la Marina para los próximos años, el Ajema insiste en la necesidad de contar con una sexta fragata de la serie F-100 en la flota. En ese documento, Sebastián Zaragoza Soto indica: «Una fragata F-100 adicional nos permitiría, con doce fragatas -seis F-100 y seis FGG modernizadas- cubrir nuestras necesidades previsibles en el futuro a medio plazo».
Zaragoza considera que la consecución de la F-106 y la segunda serie de los Buques de Acción Marítima son los proyectos más destacables para la Armada en horizonte más próximo, aunque admite que ambas son iniciativas que están «todavía pendientes de decisión en el ámbito político». Esta referencia tan explícita, sin embargo, aclara la importancia que desde la Armada se le concede al segundo buque prometido por el Gobierno tras la reconversión y aún no contratado.