Con una larga tradición a sus espaldas en el oficio de peluquero, Manuel Bello (Lugo, 1948) acaba de abrir un nuevo negocio en el centro de mayores de O Val. Es ya el tercero que pone en marcha desde que comenzó a ejercer.
-¿Cuándo empezó en el oficio de la peluquería?
-He heredado un oficio que ya ejercieron mi abuelo y mi padre. En la década de los sesenta nos vinimos para Valdoviño y en 1965 abrí allí la primera peluquería. Desde ese momento he estado trabajando en ello de manera ininterrumpida.
-En tanto tiempo habrá visto mil modas distintas...
-¡Buff! De todo. Pelo muy largo, pelo muy corto, colores... Todo esto ha cambiado un cien por cien. Se ha evolucionado mucho y hay que estar en un reciclaje constante. Ahora hay bastante más preocupación e interés que antes por el corte de pelo. Yo trabajo fundamentalmente con los caballeros, y noto que lo que hace años era quitarse un peso de encima, el corte de pelo, ahora es otra cosa muy distinta. El cliente es cada vez más exigente.
-Con el paso del tiempo ha abierto nuevos negocios. ¿Cuántos tiene en la actualidad?
-Tenemos tres peluquerías en las que trabajamos tanto señora como caballero. Seguimos en Valdoviño, tenemos otra en Ferrol y acabamos de abrir la tercera en la cooperativa de O Val, en las instalaciones del centro de mayores.
-¿Cómo va la nueva aventura?
-Pues la verdad es que muy bien. Estamos muy satisfechos. Comenzamos en diciembre y ya tenemos clientela estable, además de personas nuevas que van viniendo cada semana.
-¿Cuánta gente trabaja en esos tres establecimientos?
-Pues ahora mismo somos nueve personas en total, incluyéndome a mí, a mi mujer y a mi hijo.
-Entonces, el relevo generacional está ya garantizado.
-Pues sí. La verdad es que mi hijo, Manuel Ángel Bello, es ya el segundo de a bordo en todo, y eso es una satisfacción, sobre todo teniendo en cuenta que se le da continuidad a toda una tradición en la familia.