La Sociedade Galega de Historia Natural tiene en su poder varios huesos de ?cetáceos que hace 400 años eran cazados por los vascos en el puerto de Mañón
28 feb 2008 . Actualizado a las 11:13 h.El puerto de Bares, el más antiguo de Galicia que sigue en activo, experimentó hace cuatrocientos años una frenética actividad de caza de ballenas. Un siglo después, la especie, conocida como ballena vasca o franca, quedó practicamente extinguida. Sin embargo, hoy en día aún se pueden encontrar en el muelle de Mañón huesos de los cientos de cetáceos capturados por el hombre. Están bajo la arena y en el fondo del mar. La Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) tiene en su poder desde mandíbulas a omóplatos, los cuales están recuperando para en un futuro exhibirlos en su museo.
La aparición de huesos de ballenas (esta especie podía llegar a medir 16 metros) es muy frecuente en Bares. Juan Ignacio Díaz da Silva, delegado de la SGHN en Ferrol, explica que, cuando se pusieron en marcha con esta campaña, se encontraron restos del esqueleto de los cetáceos en jardines, muros y casas. La asociación ferrolana asesorará a los propietarios de huesos de ballena que no deseen cederlos al museo sobre cómo deben proteger estas piezas para evitar su deterioro: «Las condiciones meteorológicas, la lluvia en invierno y el sol en verano, son lo que más les perjudica».
Aprovechamiento vasco
La actividad ballenera arrancó en Bares en el siglo XVI. Sin embargo, según comenta Juan Ignacio Díaz, no fueron los propios vecinos de Mañón los que sacaron partido a la caza de los cetáceos, sino los vascos: «Arrendaban el puerto por un total de cinco campañas, que se desarrollaban de noviembre a marzo. Los vascos traían todo el material».
La ballena vasca era muy apetecible para el hombre porque, en primer lugar, se acercaba bastante a la costa; y segundo, porque flotaba cuando se le daba muerte, por lo que localizarla era una labor sencilla. Tenía un tamaño medio, no se encuentra entre las más grandes, pero sí era muy voluminosa.
La venta del aceite que generaba la grasa de los cetáceos era el motor económico. De un ejemplar, se podían sacar hasta 250 barriles de grasa.
En la actualidad, esta especie se encuentra practicamente extinguida, aunque se han llegado a avistar algunos ejemplares aislados. Juan Ignacio Díaz explica que los vecinos de Bares, al ser preguntados por los huesos, sí les sonaba oír que hace siglos el puerto había registrado una actividad de este tipo. Los huesos de ballenas así lo confirman.