A raíz de unas obras que realizó el Concello de Mañón en el puerto de Bares, salieron a la luz una serie de piezas que, una vez estudiadas por la SGHN, pertenecían al esqueleto de los cetáceos. A partir de ahí, la sociedad ferrolana empezó a interesarse por la actividad ballenera que este muelle había registrado en el siglo XVI.
Juan Ignacio Díaz comenta que varios particulares que tenían en su poder huesos de ballenas se pusieron en contacto con la SGHN, para cederles las piezas. El farero de Bares, Eugenio, también facilitó a la entidad varios huesos, y le dio pistas para avanzar más en este tema. «Desde el faro se pueden ver unas especies de piedras, donde se sentaban los vigías, que estaban encargados de avistar las ballenas», indica el delegado de la SGHN en Ferrol.
También están localizados restos de cántaros de barro, donde se quemaba la grasa de los cetáceos, con el fin de originar un humo denso y negro que avisase al pueblo de que se había localizado un cetáceo y se iba a iniciar la caza.
Muy frágiles
Los huesos que llegaron a la sede de la SGHN se encuentran en bastante buen estado. Juan Ignacio confirma que aunque son piezas de gran tamaño, son muy frágiles: «Mientras están en el mar, no hay ningún problema. El deterioro empieza cuando están situadas a la intemperie, porque se llenan de verdín».
Las piezas serán exhibidas en el futuro museo que la entidad abrirá en la Casa do Coronel.