Así es, con libertad. Es como se inauguró ayer en Pontedeume Artxove 09, una exposición integrada por trabajos hechos por jóvenes de menos de 35 años. Pintura, fotografía y escultura, en total 90 piezas de 70 expositores, nutren una muestra que año tras año exhibe en Pontedeume el talento de las nuevas promesas gallegas. En su décimo cuarta edición, que podrá visitarse en la Casa da Cultura de la localidad hasta el 19 de abril todos los días de la semana entre las seis de la tarde hasta las nueve de la noche, si algo siguen resaltando sus participantes es, precisamente, la libertad con mayúsculas que dirige el espíritu de esta iniciativa. El único requisito es tener como mucho 35 años y ser gallego o residente en la comunidad. Todo lo demás no importa, al menos para los organizadores y promotores de esta cita. De esta forma, sin ataduras, Manuel Ángel Méndez, de Narón, acudió a la inauguración de una muestra en la que participará por última vez. Llegar a los 35 le obliga a que los próximos años acuda solo como espectador a una de las pocas plataformas, dice, en las que «podemos exponer sin que nadie te diga si tu obra es buena o mala, todos podemos presentar nuestros trabajos». Agradece también «que no sea necesario pagar para participar o por recibir el catálogo» que edita el Ayuntamiento de Pontedeume y que recoge todas las piezas participantes. Con su obra Compradora Compulsiva, -una escultura de hierro que muestra a una mujer que empuja un carro de la compra y cuya cara tapa una bolsa-, Méndez pretende llamar la atención de la sociedad respecto a los hábitos de consumo. La idea, que materializó en apenas dos semanas aprovechando los ratos libres que le deja su trabajo de chapista, surgió durante las pasadas Navidades, cuando comprobó que muchas personas «están cegadas por comprar y comprar», como lo está la mujer que protagoniza su obra. Mientras él participaba ayer por última vez, una joven de 23 años se estrenaba en Artxove. Lo hacía fuerte, exponiendo una fotografía y una pintura. Marta Moldes explicaba ilusionada que la primera, Sirena, -tomada en una playa de Pontevedra-, forma parte de una serie de cuatro que ideó como trabajo para sus estudios de Bellas Artes. La pintura, Norma Jean, elaborada con acuarela, óleo y acrílico, enseña la sensualidad de una mujer creada a partir de una imagen publicada en una revista. En esta pintura, Moldes aprovecha para poner en práctica dos de sus pasiones: las Bellas Artes y el diseño de moda. Y lo hace agradeciendo que «nos dejen enviar nuestras obras y nos regalen el catálogo». Ellos, creadores de arte, «necesitamos oportunidades como esta, pues cuando terminamos los estudios estamos muy perdidos y estas iniciativas nos ayudan mucho». Es lo que pretende Artxove: ayudar. El coordinador de la muestra, Alexandre Caínzos, explicaba ayer orgulloso que uno de los aspectos más atractivos de la cita es, precisamente, que no tiene ningún filtro respecto a la calidad de la obra o sobre la trayectoria del artista. Un profesional y un aficionado tienen en Pontedeume la misma oportunidad de mostrar sus obras. Por ello, desde hace 14 años el número de expositores oscila entre 70 y 90. Y, tradicionalmente, entre 700 y 900 personas se acercan a disfrutar del talento de las jóvenes promesas gallegas que intentan hacerse un hueco en el panorama artístico.