Detrás de Akkad Estudios se esconden dos jóvenes que han conseguido ya eco internacional para sus juegos
29 sep 2009 . Actualizado a las 20:47 h.Autodidactas. Originales. Con Internet como plataforma de lanzamiento. Podría ser la definición de buena parte de los emergentes que trabajan en la comarca. Y se ajusta perfectamente a los dos artífices de Akkad Estudios, que han puesto en marcha «el estudio de aventuras gráficas amater más prolífico a nivel nacional». Así lo afirma Alejandro Fandiño, el segundo en incorporarse a una iniciativa relacionada con el mundo de los videojuegos creada por Manel Fernández. Él solo desarrolló el primer proyecto de Akkad, La tabla de Rawls y Quiero morir.
Buenas críticas
A Manel le gustaban las aventuras gráficas, esas historias que permiten desarrollar un guión, «como una película», a través de los personajes. Así que tan pronto como encontró un programa que le permitía diseñar estos videojuegos -se llama AGS (Aventure Game Studio)-, empezó a crear sus propias historias, «sin tener ningún tipo de formación», apunta. Aprendiendo sobre la marcha, ideó el segundo juego, Quiero morir, la historia de un robot con sentimientos humanos que es, hasta ahora, la que más satisfacciones le ha dado. Y es que «un día me encontré con que hablaban de este juego en una de las páginas web más importantes a nivel internacional. Y que una revista especializada de Suecia me pedía una entrevista».
A pesar del éxito, a este licenciado en Humanidades, que está preparando la tesis, le faltaba todavía una pata para completar el proyecto. Entonces apareció Alejandro, un coruñés que estudia Ingeniería electrónica en el campus de Serantes, y que admite, entre risas, que tampoco tiene «formación en este terreno». Pero es el que se encarga de los gráficos, «aunque también aporto algunas ideas para las historias», explica.
Con el equipo ya formado, desarrollaron un tercer juego, Mente vacía, destino en blanco, y están trabajando en Quiero una identidad, la segunda parte o, como ellos lo llaman, la secuela de Quiero morir.
¿Pero se puede vivir de los videojuegos? De momento, según Fandiño, «no es más que un hobby, una salida a nuestras inquietudes, y sería complicado vivir de esto por la falta de apoyos». Y es que hay que tener en cuenta que todos los juegos desarrollados por Akkad se pueden descargar de manera gratuita a través de su página web (akkadestudios.freehostia.com) y de su blog (akkadestudios.blogspot.com). Manel espera que sea así «por mucho tiempo». Asegura que, para cobrar por estas aventuras, tendrían que conseguir «una calidad» que aún no tienen, «al menos parecida a la de otras que se encuentran en el mercado».
Esta afición a las aventuras gráficas les absorbe su tiempo libre. «Podemos pasarnos hasta ocho horas diarias», explican. La tarea no es para menos. Cada videojuego ronda los 60 escenarios y una media de 15 personajes que interactúan con el usuario. Primero se idean y luego se llevan al terreno virtual. Además, estos juegos incluyen puzles, objetos y conversaciones, cómo no, en inglés, aunque Manel y Alejandro ofrecen a los internautas la posibilidad de descarga con subtítulos en español.
Un género en extinción
Sus obras rinden homenaje a títulos como el Monkey Island, King Quest, Space Quest o Loom, pertenecientes a un género «casi extinguido por completo». Ahora, Manel y Alejandro toman el testigo para relanzar unas creaciones virtuales que surgieron cuando ellos todavía trasteaban con teclados de juguete.