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Una rehabilitación de efeméride

Ana de Antonio redac.ferrol@lavoz.es

FERROL

06 oct 2009 . Actualizado a las 12:45 h.

Hasta allí se desplazaron ayer varios arquitectos y visitantes para celebrar el día dedicado a la profesión. Escogieron el monasterio de Caaveiro, una joya de la época barroca, para hacer honor al lema de este año. María Fernández Lemos, presidenta de la delegación ferrolana del Colegio de Arquitectos de Galicia, explicaba que en esta ocasión se pretende destacar la labor del arquitecto en plena crisis económica.

Qué mejor manera de entender la rehabilitación del monasterio que escuchando a sus responsables. Isabel Aguirre y Celestino García son los autores de un trabajo que se llevó a cabo en dos fases alargándose durante cinco años. Ambos deleitaron a cerca de una veintena de personas con los detalles y explicaciones más desconocidas de un trabajo que concluyó a finales del 2008.

Los materiales utilizados -madera, zinc, bronce, entre otros- persiguen materializar «un diálogo entre el edificio y la naturaleza que lo rodea», explicó Aguirre. Y es que rondando el año 1830 el cenobio fue abandonado, lo que provocó que la naturaleza se lo tragara. Fue a finales del siglo XIX cuando se convirtió en la residencia del abogado Pío García Espinosa después de que un inglés le advirtiera de la existencia de un monasterio bajo una manta verde, según explicaban ayer los arquitectos. «Hemos querido que la estructura se mimetizara con las distintas estaciones del año», comentó Aguirre. Pero su obra requiere una importante labor de mantenimiento. De lo contrario, en seis años la vegetación haría desaparecer de nuevo al monasterio, según sentenció el arquitecto Celestino García.

Tras recorrer el monasterio al completo y la antigua casa de los guardeses, que actualmente acoge los aseos y una pequeña cafetería, los arquitectos involucrados en la rehabilitación comentaron que lo más complicado fue, sin duda, el acceso al cenobio. Fue también la actuación más intensa, explicaron los profesionales. Igualmente comentaron que hasta el pasado mes de septiembre una de las dependencias del monasterio fue el lugar elegido por varios murciélagos para criar y que para limpiar la fachada del edificio fue necesaria la intervención de varios alpinistas. Sobre el proceso de rehabilitación, Aguirre dijo que las piedras que les faltaban las cogían del río.

A pesar de que la obra civil terminó en noviembre del pasado año, Aguirre y García comentaron dos ideas más. Por un lado, levantar un merendero junto a la cafetería con la intención de utilizarlo sobre todo en verano y, por otro, construir una pasarela que permita rodear a pie el monasterio. De momento, la actuación de rehabilitación está pendiente de la musealización, que entre otras cosas contempla en la cafetería la proyección de un vídeo sobre el entorno del monasterio.