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Mugardos, a través del recuerdo de las mujeres de la villa

Antón Bruquetas

FERROL

El Concello edita un libro que nace de la memoria de las mayores de la localidad

29 mar 2010 . Actualizado a las 15:58 h.

A nosa historia. Unha viaxe pola memoria das mulleres mugardesas es el título bajo el que se esconde algo más que un libro. Se trata de una travesía a lo largo de los recuerdos de las mujeres mayores de la villa marinera y que traslada al lector a los tiempos de la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Un período visto por los ojos de «nenas e mozas» a quienes les tocó vivir «uns anos moi difíciles, anos de necesidade, medo e fame, onde escaseaba todo», tal y como recoge el prólogo de la publicación editada por el Concello, en colaboración con la Diputación de A Coruña.

Los talleres de memoria que desde hace algo más de ocho años puso en marcha el Ayuntamiento de Mugardos provocan que, al menos una vez a la semana, más de veinte mujeres mayores del municipio se reúnan alrededor de la misma mesa. El objetivo de esta actividad es claro: activar los recuerdos para que no se marchiten con el paso del tiempo. Poco a poco, van surgiendo anécdotas, se iluminan las historias en blanco y negro que, de repente, regresan al presente, y la conversación gana agilidad. Y entonces coge la palabra Loli Vázquez, la más veterana, nacida en 1921, y explica cómo antes se caminaba en zuecos, pero «teníamos dos cines y dos bailes».

«Vivíamos de dos cosas fundamentalmente, la pesca y el dinero que los emigrantes enviaban desde América. Hubo mucha gente, como mi padre, que se fue a Cuba», explica. «Es la que mejor memoria tiene», destacan sus compañeras. En la recién inaugurada sala del centro de mayores de la localidad se instala una mezcla entre la nostalgia y la certeza de que las cosas, a pesar de todo, han mejorado mucho. «Hoy -resalta Mercedes Martínez- hay muchas comodidades; sin embargo, antes había más alegría. Éramos mejores vecinos, colaborábamos los unos con los otros y la juventud disfrutaba de verdad».

La lancha

Una de las cosas que marcó la infancia y la juventud de la mayor parte de las mujeres que asisten a las sesiones de memoria fueron los traslados en la lancha de Mugardos. El barco que vertebraba ambas márgenes de la ría y en el que viajaban hasta en cuatro ocasiones a lo largo del día. «A finales de los cuarenta, la primera salía a las ocho de la mañana. En cubierta iban los trabajadores y los niños que íbamos a clase en la ciudad. Volvíamos a comer y luego regresábamos a Ferrol y ya, a las ocho de la tarde, retornábamos a Mugardos», recalca Victoria Vázquez, quien, cuando tenía tres años, el 27 de febrero de 1947, sobrevivió al naufragio de la lancha. En el siniestro, que se produjo cuando un carguero partió la embarcación a la mitad, murieron veinte personas. Un suceso que permaneció latente en la villa marinera durante muchos años.

Además de a Ferrol, la lancha también viajaba hasta el Castillo de San Felipe. «Hacía un recorrido muy bonito», destacan. El primer coche que hubo en el pueblo, que «eran unas pocas casas al borde del mar», fue «la camioneta de Primitivo.

Y, casi sin darse cuenta, las mujeres que asisten a los talleres de recuerdo convierten su refugio en un océanos de recuerdos. El bullicio repasa, palmo a palmo, los capítulos del libro que acaban de escribir. Un volumen donde dejan la historia de Mugardos a buen recaudo.