Navantia encara el ecuador de la obra de la F-105 sin previsión de nuevos encargos

FERROL
Siempre son jornadas de fiesta, las botaduras, y la de ayer, la de la F-105, también lo fue en Navantia Ferrol, pero en el astillero hay preocupación no por los malos augurios, sino por la certeza prácticamente total de que no se firmarán nuevos encargos al menos durante todo el 2011. El bautismo de mar de la Cristóbal Colón reunió en la grada de Navantia al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo; el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro; los alcaldes de Ferrol y Fene, Vicente Irisarri e Iván Puentes, y a los máximos portavoces de la Marina, representada entre otros por el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Manuel Rebollo, de Navantia y de la SEPI. También asistieron los embajadores de Australia, Indonesia y Noruega, Zorica McCarthy, Adiyatwidi Adiposo y Torgeir Larsen, respectivamente, entre otros.
La sencillez de la infanta Doña Margarita, que ejerció de madrina, contrastó con el glamur de algunas de las invitadas al acto, que lucieron sus mejores galas. En la tribuna también se encontraba Cristóbal Colón de Carvajal, actual descendiente del descubridor que da nombre a la fragata.
Tras el bautismo de mar de la F-105, que pasa ya el ecuador de su programa, el presidente de Navantia, Aurelio Martínez, admitió que la consecución de nuevos pedidos es el principal objetivo al que se enfrenta desde que accedió al cargo, hace más de un año. Sin embargo, reconoció que «a corto plazo está complicado» lograr nuevos encargos, aunque la baza con la que juegan los astilleros públicos españoles es un catálogo de buques «de primer nivel».
El máximo responsable de Navantia subrayó que la quinta fragata F-100 está «a la altura de entre las tres o cuatro mejores del mundo». Fruto de la alianza de la empresa española y de la norteamericana Lockheed Martin, suministradora del sistema de combate Aegis, se ha desarrollado la serie F-100 para la Marina española, la F-310 para la Noruega, y se logró el contrato para el diseño de tres destructores para la de Australia.
Pese a que Navantia está intentando vender los modelos de barcos que fabrica en la ría ferrolana en varios países, como Turquía, Canadá, Rusia o Sudáfrica, ningún concurso está tan maduro como para que la empresa albergue expectativas de firmar nuevos encargos en un plazo inferior a un año. Por eso, a partir del próximo año, cuando se entregue la quinta y última fragata para Noruega, la ocupación caerá de forma acusada, sobre todo para las compañías auxiliares, que ya han empezado a despedir operarios.