Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Las drogas, un sencillo camino para terminar sin libertad

antón bruquetas CURTIS / LA VOZ

FERROL

Alumnos del IES Breamo visitan el centro penitenciario de Teixeiro

06 may 2011 . Actualizado a las 13:18 h.

«Angustia». «Soledad». «Aburrimiento». «Valoras más las cosas que tienes fuera de aquí». «Parece que se congela el tiempo». Diez minutos enjaulado en una celda parecen toda una eternidad. Así, por lo menos, lo explicaban ayer un grupo de 35 alumnos del IES Breamo, de Pontedeume, que se trasladaron hasta el centro penitenciario de Teixeiro. Una visita que se enmarca dentro de un programa que ha puesto en marcha la Unidad Terapéutica Educativa Concepción Arenal de la prisión, en colaboración con el instituto eumés, para tratar de concienciar a los adolescentes sobre las terribles consecuencias del consumo de drogas. Entre ellas, la privación de uno de los derechos fundamentales del ser humano: la libertad.

«Aquí no hay horizonte. No ves más allá de las paredes. Todo es frío. Los muros, las verjas, los pasillos,...», comenta Beatriz Latorre, una de las coordinadoras del proyecto, quien agrega: «Parece una tontería, pero siempre tienes que esperar a que alguien abra una puerta por ti».

Son las diez de la mañana y los alumnos ya recorren las instalaciones del módulo 6 del centro penitenciario de Teixeiro, una cárcel situada en medio de un páramo cerca de la autovía A-6 que enlaza la provincia de A Coruña con la meseta. El día está nublado y el cielo luce un color gris asfalto que proyecta una imagen oscura sobre el enorme edificio. Los estudiantes afrontan la primera actividad dentro de este programa: diez minutos encerrados en una celda de un recluso cualquiera. De pronto, una chica reconoce que no va a poder aguantar la ansiedad de vivir unos instantes entre rejas, que no podrá soportar que por unos momentos el destino de su vida no esté en sus manos. Pide salir al patio. Otros sentirán la crudeza de ver cómo el tiempo se consume sin que apenas nada suceda.

«Y eso que siempre les insistimos que este módulo es especial», comenta Jose García, quien junto a Luis Fernández, completa la nómina de funcionarios encargados de llevar a cabo esta iniciativa. «Aquí son los propios reclusos quienes gestionan su espacio».

Una vez superada la primera parada, los alumnos conocen las principales estancias de esta zona de Teixeiro. Después se sientan junto a los presos en una mesa redonda donde conocerán de primera mano sus desgarradoras experiencias personales. Todo con un único objetivo. «Que no cometan los mismos errores que nosotros un día cometimos».

«Empecé como todos. Con unas copas y unos porros. Luego llegaron la cocaína y la heroína. Al final, empecé a robar. Piensas que lo puedes controlar, pero no es así, la droga te controla a ti», dice Luciano. «Pienso -continúa- en la vida que dejé atrás y me siento culpable, porque malgasté 20 años de mi vida y ahora me pregunto dónde está este tiempo». «Ha sido la actividad más instructiva que ha organizado el instituto», concluyen los estudiantes.