La expedición de los alpinistas ferrolanos Carlos G. Lorenzo y Nuria Valle al pico Lenin finalizó a 6.500 metros de altura. El reto estuvo cerca, pero las condiciones a las que se enfrentaron les aconsejaron hace unos días iniciar el regreso.
Los propios integrantes del Club Montaña Ferrol se pusieron en contacto desde la ciudad de Osh, en el Kirguistán, para explicar a sus compañeros los detalles de su aventura, ya preparándose para vuelta a casa, en unos días.
Tras partir de Ferrol, Lorenzo y Valle llegaron al campo base el pasado 19 de julio. Desde entonces se volcaron en la aclimatación y en el porteo de material a los campos superiores. Llegaron a montar el campo 3 cerca de los 6.000 metros de altura.
Glaciares
La ruta de acceso a los diferentes campamentos fue mucho más dura y difícil de lo que se pensaba, pues tanto la meteorología, como las distancias, como el estado de los glaciares dificultaron mucho sus tareas. Encima, el tercer componente de la expedición no fue capaz de aclimatarse, lo que dificultó aún más los porteos. Cabe recordar que las mochilas propias superaban los 20 kilos de peso, a lo que hubo que añadir la otra parte.
El pasado 1 de agosto, Lorenzo y Valle salieron de nuevo desde el campo 1, pues en teoría en los 3 y 4 iba a hacer buen tiempo. Su propósito se convirtió en una contrarreloj pues debieron caminar con mal tiempo, y abriendo huella en una tremenda nevada que había caído el 31 de julio y que produjo varios accidentes.
Inicio del ascenso
El martes día 2 la expedición de integrantes del Club Montaña Ferrol subió al campo 3. Agotados por las rampas casi verticales y el peso, Lorenzo y Valle buscaron su propósito. A la mañana siguiente, de madrugada, comenzaron su ascensión a la cumbre.
Durante el ascenso, el viento hizo cambiar la sensación térmica y los alpinistas comenzaron a sentir congelaciones en manos y pies. Tras dos horas de subida no consiguieron recuperar el calor. Se superaron los 6.400 metros, pero ya en la cota de los 6.500, muy preocupados por la falta de mejoría, decidieron dar vuelta y bajar lo antes posible.
Tras muchas dificultades, pero con una experiencia inolvidable, Valle y Lorenzo concluyen sobre su proyecto en el pico Lenin: «La Cordillera del Pamir es la cadena montañosa más salvaje y bonita que hemos visto nunca».