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Ferrari resucita en medio de una guerra civil

Toni Silva REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El equipo forzó a Massa a ceder la victoria a Alonso, único aspirante al título del equipo que ayer pulverizó los tiempos de sus rivales

11 ago 2010 . Actualizado a las 20:13 h.

La felicidad es un estado anímico que pocas veces alcanza el nivel de plenitud. Como ejemplo, la media sonrisa de Alonso ayer desde el podio de Alemania. Soñaba con romper la racha de victorias de Red Bull y McLaren para no descolgarse en la clasificación. Ganó, pero apenas botó de alegría, pendiente del rictus serio de su compañero Felipe Massa. El brasileño también tenía motivos para pegar un salto de alegría hasta la estratosfera. Llevaba tres carreras fuera de los puntos y en Hockenheim se aupaba a la segunda posición muy por delante de los rivales más peligrosos. Pero tenía cara de haber cruzado la meta por detrás de los Hispania. Domenicali también veía cumplido un sueño tras largas jornadas de investigación, desarrollo y oraciones a los santos de Maranello. Volvía el doblete de Ferrari sonrojando los tiempos de Red Bull y McLaren. Pero el jefe tampoco era plenamente feliz por el comportamiento de Massa y por las formas en que la escudería había reconducido al brasileño para que facilitase el adelantamiento de Alonso, el único candidato ferrarista al título. Si Massa había obviado que la fórmula 1 es una disciplina de equipo, la escudería le avisó con enorme torpeza ante la luz y los taquígrafos de la FIA, que le hará pagar con creces el artificio representado sobre el asfalto de Hockenheim.

La guerra civil de Ferrari se gestó en la salida. Vettel, que partía primero, demostró su obsesión por Alonso. Con el semáforo en verde, el alemán emparedó al asturiano entre su Red Bull y el muro de la recta. El bicampeón aguantó la velocidad hasta el embudo de la primera curva donde Massa pasó en primer lugar aprovechando el generoso espacio dejado por Vettel, finalmente tercero en la primera vuelta por detrás de Alonso. La velocidad impuesta por Ferrari dejó muy pronto fuera de juego a los McLaren y a Mark Webber, mientras que solo Vettel seguía con dificultad el ritmo de Massa y Alonso. Éste fue el primero en calzar los neumáticos duros en el box de Ferrari. Su compañero lo hizo en el giro siguiente manteniendo la primera posición por muy poco margen. La batalla debía decidirse así en la pista, con el consabido riesgo para los intereses del equipo. Pronto quedó patente que el ritmo de Fernando Alonso era superior al de Massa pero Hockenheim no ofrece muchas zonas para rebasar. El asturiano acosó a su compañero, que se defendió incluso con abruptas maniobras. A Ferrari llegaron amargas quejas del español, que se postulaba como el único posible campeón del mundo con Ferrari en el presente año. Posteriormente, bajó su ritmo hasta colocarse a casi cuatro segundos de la cabeza, tiempo que recuperó en escasas vueltas.

Fue entonces cuando el ingeniero de Massa, Rob Smedley, le comunicó por radio unas palabras que pretendían deslizar un mensaje oculto ante los oídos vigilantes de la FIA. «Fernando es mas rápido que tú, ¿me puedes confirmar que has entendido el mensaje?», señaló Smedley.

Con descaro

Poco después, Massa levantaba descaradamente el pie del acelerador en una recta de imposible adelantamiento para dejar claro que él era el vencedor moral de ese gran premio. Unos metros más adelante, Alonso se aupó a la primera posición y Smedley dio nuevas pistas a la FIA de que lo que acababa de ocurrir era un amaño: «Bien hecho, lo siento». De este modo, el segundo doblete de Ferrari y la segunda victoria de Alonso del 2010 queda empañada por las formas después de conseguir lo más difícil, devolver al monoplaza rojo la potencia para competir con garantías ante Red Bull y McLaren.

Stefano Domenicali y los ingenieros de Ferrari deberán incorporar esta semana un debate de consenso entre sus pilotos y pruebas muy contundentes ante la FIA para amortiguar las posibles sanciones. Difícil contexto para digerir un doblete tan anhelado en los últimos meses. Pero la felicidad pocas veces es completa.