
El templo de San Martiño, que conserva vestigios prerrománicos, adquirió el impresionante aspecto que tiene hoy durante el siglo XI, cuando era catedral.
22 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.«¡ES UN REGALO que nos hace San Rosendo...!», exclamaba ayer el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge. El papa Benedicto XVI, en un gesto de especial trascendencia para la Iglesia gallega, acaba de conceder el título y rango de basílica al templo de San Martiño de Foz. La Santa Sede reconoce así el extraordinario valor histórico y espiritual de la que fue en su día una de las más antiguas catedrales de Europa; de un templo que había perdido su rango catedralicio al trasladarse la sede episcopal mindoniense en el siglo XII a la actual ciudad de Mondoñedo, pero que siempre, contra los vientos del olvido, siguió siendo un enclave de referencia para la vieja diócesis de la Galicia do Norte: las tierras que se extienden desde las desembocaduras de los ríos Xuvia y Eume hasta la del Eo y que entre los siglos V y VI cristianizaron obispos bretones como Mailoc. La decisión, comunicada a través de un documento firmado por el cardenal Arinze, coincide con la actual celebración del XI centenario de San Rosendo, una de las grandes figuras de la Europa medieval y prelado cuya íntima vinculación al templo, ha sido documentada por teólogos como Segundo Leonardo Pérez López. «En la historia de la fe -apunta monseñor Monge- ahí están las raíces de nuestra diócesis; y lo que el Papa nos concede es más que un título: nos obliga a servir de ejemplo». En palabras del canónigo y canciller de la curia, Félix Villares Mouteira, la decisión «pon en valor» en el tercer milenio toda la significación de San Martiño de Foz.