El décimo del gordo «robado» en Carballo ya fue cobrado

GALICIA

Loterías confirma que todos los billetes se pagaron, por lo que a la camarera que denunció la sustracción solo le queda la vía judicial

11 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El gordo en un pozo. Desilusionada se ha quedado Sara Fernández Rodríguez, la joven camarera (ya no lo es) del bar Arco Iris, de Carballo, en el que se repartieron 70 décimos del primer premio del último sorteo de la Lotería de Navidad, los del número 06381, cuyos dígitos suman 18, como los años que tiene, y que no olvidará en la vida. No es exagerado decir que su historia dio la vuelta al mundo: en su momento dijo que también tenía un décimo, que lo había dejado en la caja de propinas, y que durante la celebración, o en algún momento cercano, (presuntamente) alguien se lo había llevado.

No solo lo dijo, sino que lo denunció ante la Guardia Civil, y a día de hoy el procedimiento sigue su curso, y en breve se celebrará la vista en el juzgado de Carballo, en el que el magistrado tomará las declaraciones oportunas y valorará las pruebas que le presente el instituto armado. La desilusión de Sara está motivada porque, más o menos, confiaba en que el billete sustraído no fuese cobrado por nadie. Pero, para eso -ya se lo habían advertido los agentes- había que esperar a ver qué pasaba en el período de tiempo abierto para cobrar los premios. Podía quedar uno pendiente. Ese plazo era de tres meses, y terminó por tanto el 22 de marzo.

Confirmación

Y, en efecto, alguien lo ha cobrado. Ese, y todos los demás. Según confirmó ayer a esta Redacción un portavoz de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), tanto los setenta décimos que pasaron por la barra del Arco Iris como todos los de la administración número 3 de Carballo, que es el lugar en el que se adquirieron, ya se han pagado. Casualmente, Sara también se enteró de esta circunstancia de manera «extraoficial».

Hasta ahora, se mostraba más o menos tranquila, pero, sabedora de la noticia, ya no tanto: «Non me dá igual, non. Eu, no fondo, esperaba que ninguén o cobrase, que quedase un, pero xa se ve que non. Confiaba, pero tampouco tiña excesiva ilusión».

Así las cosas, solo le queda esperar a lo que resulte del juicio que se celebrará en Carballo dentro de pocas semanas. Tal vez ahí dilucide una de las cuestiones que más se ha planteado en los últimos tres meses: «a de quen puido ser». O puede que no, y que los 300.000 euros del premio nunca vayan a su bolsillo. Le ha dado muchas vueltas al asunto. Dice que ha ido varias veces a ver a los guardias que llevan la investigación para saber cómo iba, y que le contaban que había que esperar. A veces, perdía la esperanza, y a veces no.

De lo que sí se ha hecho rica en este tiempo es de rumores, pero eso no alimenta. Los ha oído de todo tipo sobre supuestos robos, supuestos cobros... Un montón de supuestos.

Entretanto, Sara ha dado un pequeño giro a su vida. Antes, en el Arco Iris, trabajaba cada día desde las seis de la mañana, cuando abría el bar, y ahora se ha dado un respiro para estudiar. Para recuperar alguna asignatura pendiente en el instituto y para comenzar un ciclo medio. «Quero estudar», anunció cuando decidió marcharse del Arco Iris, en el que apenas llevaba un año.

En el instituto en el que está, naturalmente, los compañeros le han preguntado mil veces por lo mismo. «Xa me dá igual», confiesa. El trabajo lo ha dejado a medias, ya que los fines de semana seguirá siendo camarera en otra cafetería, situada en la otra punta de la localidad. Simple casualidad.