Alrededor de 1.200 personas se manifestaron al mediodía de ayer en Santiago ante la sede de la Consellería de Educación para protestar por la supresión del primer ciclo de ESO en 12 concellos de Galicia, 7 de ellos de la provincia de Lugo.
La mayoría de los participantes en la iniciativa llegaron hasta San Caetano en autobuses y, al igual que hace dos meses en el acto reivindicativo que organizaron en Lugo, se dirigieron ordenadamente hasta las inmediaciones del edificio de la Xunta. Iniciaron su protesta con una concentración en la explanada ante de San Caetano y allí corearon varias consignas alusivas fundamentalmente al abandono y a la marginación a la que consideran que la Administración autonómica somete a las personas que residen en el medio rural. Y se hicieron oír durante más de una hora con los muchos megáfonos y silbatos que portaban la mayoría de manifestantes. Algunos incluso llevaban pancartas de las protestas de hace doce años por el mismo motivo.
Poco después de las 13 horas decidieron dirigir directamente sus proclamas contra el edificio que alberga las oficinas de Educación, en una de las esquinas del complejo, y lo rodearon por completo formando un corro y girando a su alrededor durante varios minutos.
El único objetivo por el que se desplazaron a Santiago era conseguir que la conselleira del ramo, Laura Sánchez Piñón, recibiera a una representación de los padres y escuchara de primera mano sus demandas. Los esfuerzos de los padres resultaron baldíos, toda vez que fueron informados de que la mandataria autonómica no estaba en el inmueble y no iba a acudir durante toda la mañana.
Lo único que consiguieron con sus protestas fue el compromiso formal de que el próximo miércoles serán recibidos por el secretario xeral de Educación, Benito Fernández, y por la directora xeral de Innovación, María José Pérez.
El siguiente paso que darán los representantes de los padres será reunirse esta mañana a partir de las 10 horas con el conselleiro do Medio Rural, Alfredo Suárez Canal, en San Caetano.
Los manifestantes regresaron cansados a los autobuses para volver a casa mientras comían un bocadillo por el camino. Algunos estaban desmoralizados, pero dijeron que seguirán luchando hasta el final.