Ni son invisibles, ni merecen el trato que están recibiendo en los últimos tiempos con masivos desalojos de casas abandonadas sin ofrecer un techo a cambio. Con esta denuncia de fondo, ayer se manifestaron en Vigo medio centenar de indigentes asfixiados por las presiones urbanísticas y policiales y apoyados por el grupo de autoapoyo VIH Sida y Adicciones El Imán y por la comunidad parroquial Cristo de la Victoria.
Los manifestantes marcharon con los bártulos a cuestas por el centro de la ciudad, desde el Casco Vello al Concello vigués, donde entregaron un escrito con sus peticiones. Solo las personas afectadas por este problema y relacionadas con las drogas suman entre ochenta y cien, pero se sospecha que son muchas más las que carecen de hogar.
Especulación
La oleada de desalojos del último mes coincide con el inicio de la rehabilitación de viviendas en el Casco Vello vigués en el que residen buena parte de los indigentes. En este período se han incrementado las visitas de propietarios, promotores y policías a las viviendas abandonadas para invitar a sus eventuales inquilinos a dejarlas libres cuanto antes. Los agentes actúan por orden municipal apelando a la seguridad de los residentes debido al mal estado de los inmuebles. Sin embargo, todo hace sospechar a los afectados que detrás de muchas de estas actuaciones se esconden intereses urbanísticos.
El paso siguiente al aviso, a veces en unos días, a veces de un día para otro, es el tapiado inmediato de puertas y ventanas.
Los manifestantes reclaman que se paralicen los desalojos mientras no se ofrezcan alternativas y que se ponga en marcha una política urgente de realojos y un albergue público del que todavía carece la ciudad. Las instalaciones han sido anunciadas en varias ocasiones por los políticos locales y autonómicos sin que hasta la fecha sean realidad.
Otra de las reivindicaciones pasa por la creación de un censo de personas afectadas para conocer el alcance real del problema. La mayoría son enfermos, pobres, perceptores de la Risga (renta de integración social de Galicia), pensiones no contributivas o no perciben ningún tipo de ingresos y residen en casas abandonadas. Su alojamiento en hostales o pensiones es prácticamente imposible al tratarse de temporada alta y en otros casos exigirles un aval.
Según los responsables de Imán, las políticas para paliar este problema, tanto a nivel nacional como autonómico y local, deben hacer hincapié en la oferta de pisos en régimen de alquiler adaptados a los ingresos de cada persona.
Para Antón Bouzas, portavoz del grupo Imán, no es de recibo que se estén echando las manos a la cabeza con las políticas sociales de otros países como Italia, mientras que ante situaciones tan graves como la de las personas sin techo se mira para otro lado. Exige la creación de una ventanilla única de atención inmediata para las urgencias sociales y recuerda que en enero se prometieron presupuestos y políticas de realojos sin que se hayan cumplido, como tampoco se ha atendido su solicitud para intervenir en un pleno municipal.
En su opinión, vivir sin techo es una de las enfermedades más graves que puede sufrir un ser humano y en este sentido muestra su total apoyo a los realojos de los chabolistas del pueblo gitano y lamenta las manifestaciones en contra de una parte de la ciudadanía contra estas decisiones.