Una ría bella y más saneada. Así luce desde ayer el estuario viveirense después de que un grupo de 64 buzos del Centro de Actividades Subacuáticas de Viveiro retirara de sus profundidades alrededor de una tonelada y media de residuos. Entre las capturas abundan, principalmente, todo tipo de plásticos, aunque también hay chatarra (sillas, sartenes, latas...) y otros restos de materia inorgánica como neumáticos, quizás uno de los objetos que más proliferan en las solitarias playas mariñanas de octubre a mayo.
Los trabajos comenzaron el sábado con la delimitación de la zona a limpiar, entre la bocana de la ría, en una línea imaginaria que une las puntas de Socastro y Faro, y el puente de A Misericordia. Lo que hallaron en las primeras inmersiones no fue ninguna sorpresa para ellos, conocedores de los secretos submarinos y también de las vergüenzas que arrojan los humanos.
Quizás por ello, José Manuel Barros, portavoz de los buzos, coincide con sus colegas a la hora de destacar que la mayor parte de los residuos fueron localizados en las zonas más próximas a la costa. Esta prueba permite constatar que el basurero de residuos domésticos, más que de los pesqueros, contribuye a agilizar la contaminación marina en los estuarios. Además de plásticos, nasas y hierros, también encontraron residuos orgánicos, como sedimentos y grasas; un daño, si cabe, todavía más grave por las dificultades que entraña su limpieza. Pero esta tarea formará parte de otra aventura submarina.
El dispositivo permitió controlar una amplia zona del estuario, desde el espigón de Celeiro, Cova Fría, las playas de Area y Sacido, isla Gaveira, y pasar por las proximidades del antiguo vertedero hasta punta Cabalo. A las inmersiones del sábado le siguieron las de ayer. Los buzos más madrugadores, dos grupos, partieron a las 9.30 en lancha desde Viveiro hasta el medio de la ría. No regresaron hasta las doce, cuando fueron relevados por otro equipo. En cada maniobra de inmersión los buzos llevaban una bolsa para los residuos. Juan Pena, patrón de la lancha del centro, explicaba ayer que cuando se encontraban con material pesado, lanzaban boyas con un cabo y una plataforma móvil se desplazaba hasta el lugar para izarlo.