Al llegar a casa, la mujer de Bernardo da Costa Alexandrina recogió el correo del buzón y comenzó a abrir las cartas. La mayor parte eran facturas, pero una destacaba entre las demás. Era de la Xunta y fue la primera que abrió. Su contenido le trajo malos recuerdos. Se trataba de una misiva dirigida a su marido, fallecido siete años antes, y contenía su tarjeta sanitaria. «Se puso tristona. A nadie le gusta llevarse estas sorpresas», recuerda su hijo, Serafín da Costa.
«Recorde que debe levar a tarxeta sempre que necesite acudir ao seu centro de saúde, hospital ou farmacia», dice, como si se tratara de una broma macabra, la carta firmada por la conselleira de Sanidade, María José Rubio Vidal. El correo, recibido hace dos meses, llegaba solo unos días después del séptimo aniversario del fallecimiento de Bernardo da Costa, que tuvo lugar el 21 de julio del 2001. A pesar de ello, la carta del Sergas le recuerda amablemente que la tarjeta sanitaria adjunta tendrá una validez de cinco años y que antes de que caduque le será enviada una nueva a su domicilio.
La mujer de Bernardo ni siquiera despegó la tarjeta de la carta. Volvió a introducirla en el sobre y llamó a su hijo Serafín. Este, que trabaja como farmacéutico, decidió llevarla al centro de salud de la calle Valle Inclán para informar del error cometido con los datos de su padre. «No me hicieron ni caso y decidí irme», lamenta.
Serafín aún guarda la carta y, aunque reconoce que se trata de un recuerdo desagradable, no quiere tirarla. Al menos le sirve para añadir argumentos a las quejas que del funcionamiento de la sanidad pública ya tenía. «Con esto se ve cómo trabajan en el Sergas. Es algo parecido, guardando las distancias, a quien pide cita para ir al médico y se la dan para dentro de más de un año», dice.
Decepción
Bernardo era portugués pero llevaba más de cuarenta años residiendo en Ourense y todos sus hijos, excepto el primogénito, nacieron en la ciudad de As Burgas. La familia está plenamente integrada en la sociedad ourensana, pero un error tan luctuoso de la Administración les ha decepcionado mucho. Saben que el equívoco probablemente tenga su origen en un error informático, aunque paradójicamente la carta pregone los beneficios de las nuevas tecnologías: «Grazas a información que nos proporciona esta tarxeta sanitaria poderemos seguir mellorando os servizos de saúde e avanzar en aspectos de grande importancia para vostede, como a historia clínica informatizada», dice la misiva.
El receptor de la carta no podrá ver esas mejoras en la sanidad gallega, aunque su familia espera que hacer público este error sirva para que la Administración sea más diligente a la hora de manejar los datos de carácter personal. Si el equívoco lo consigue, al menos habrá servido para algo, dicen.