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El bipartito que no despegó

GALICIA

El escaso brillo que arroja la gestión de algunos conselleiros les restará protagonismo en la carrera de las autonómicas

07 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Al repartirse los espacios de poder en la Xunta, en julio del 2005, no fue casual que el PSOE se reservara para sí el mando sobre el sistema educativo, mientras el BNG clavaba su bandera sobre la política cultural del país. La educación, para unos, y la cultura, para los otros, estaban llamadas a convertirse en dos de las parcelas más simbólicas del bipartito gallego, para calibrar la irradiación social del cambio político. Tres años y medio después, a la vista está que la experiencia resultó fallida, pues las conselleiras de Educación, y sobre todo la de Cultura, arrojan los balances más discretos del Ejecutivo, lo que obligará a rebajar su protagonismo en la carrera de las autonómicas.

Y no son las únicas áreas donde el bipartito no acabó de despegar. En menor medida, la gestión en Sanidade, Medio Rural y Pesca también arroja claroscuros, si bien estas tres carteras están asociadas al desgaste, pues no hay que olvidar que las mayores protestas contra el bipartito se produjeron en los ámbitos sanitario, agrícola y pesquero. En el polo opuesto, las responsables de Vivenda y Política Territorial fueron las que más emergieron desde el 2005.

Los conselleiros desempeñarán un papel muy desigual en los aproximadamente tres meses que restan para la cita con las urnas, algo que en gran medida depende de su proyección política, de la capacidad de gestión o de la habilidad para sortear los obstáculos que iban apareciendo en el camino.

El PSOE, que apostó por un plantel de Gobierno fifty-fifty entre militantes e independientes, obtuvo mejores resultados con los representantes del aparato, como Manuel Vázquez (Medio Ambiente) y Ricardo Varela (Traballo), que con las bazas más arriesgadas de Sánchez Piñón (Educación) o María José Rubio (Sanidade), que no fueron capaces de proyectar políticamente algunos de los logros que sin duda tienen dos departamentos que, en conjunto, gestionan más del 50% del presupuesto autonómico.

Escaso perfil político

Algo parecido ocurrió con José Ramón Fernández Antonio (Economía), que pese a contar con el favor personal de su mentor, el presidente Touriño, no acabó de construir un perfil político que le asegure un papel relevante en las elecciones y un puesto en las listas.

Mención aparte merecen otros dos miembros del Ejecutivo, forjados en el partido, como son Méndez Romeu (Presidencia) y Carmen Gallego (Pesca). El primero se vio envuelto en polémicas y ceses continuos -el extravío de exámenes de oposición es solo un ejemplo-, quedándose por debajo de las expectativas creadas. En cuando a Gallego, tuvo una evolución a la inversa: arrancó con una gestión errática, pero cerró página con una nueva Lei de Pesca y un Plan de Acuicultura que podrían blindarla en las listas.

Diferente es la situación de María José Caride (Política Territorial). También llegó como independiente al Gobierno, aunque la especial protección que obtuvo del jefe del Ejecutivo la ayudó a construir un discurso político, la aupó a la dirección del PSdeG y con toda probabilidad le reservará también un papel de gran relieve en la campaña de las autonómicas.

En la parcela del BNG, Ánxela Bugallo (Cultura) y Teresa Táboas (Vivenda) son la cruz y la cara de la moneda, mientras el vicepresidente Anxo Quintana, que se implicó personalmente en la promoción de ambas, es el que tuvo mayor habilidad de asociar su destino a la figura emergente de Vivenda y de mirar para otro lado cada vez que en el Bloque le reprochan el fracaso de una política cultural que continuó con las inercias dejadas por el fraguismo.

Suárez Canal (Medio Rural) y Fernando Blanco (Innovación), ambos de la UPG, fueron las grandes apuestas orgánicas y su gestión es ampliamente aplaudida por los nacionalistas. Tanto es así que el primero, pese a los incendios y a la conflictividad del sector lácteo, es uno de los conselleiros mejor valorados de la Xunta y reivindicado para repetir en las listas.