José Antonio Comuñas Digón tiene una empresa familiar de construcciones y trabajos forestales en Bazal, población de Cervantes con dos casas habitadas. La oficina situada en el ático de su vivienda cuenta con un teléfono que pierde por momentos la señal, un ordenador que no le permite conectarse a Internet y un fax que no funciona. Cuando hace algunos meses le sustituyeron el antiguo TRAC analógico por una línea digital le dijeron que la nueva tecnología le proporcionaría acceso a Internet y contrató el servicio de banda estrecha, que pagó durante tres meses, hasta que se dio de baja porque no consiguió conectarse a la Red ni una sola vez. «Devolvéronme os cartos e dixéronme que de momento era o que había», afirma.
A Comuñas le instalaron una línea que utiliza la red de telefonía Movistar, la tecnología más extendida entre los nuevos teléfonos rurales. En Bazal, como sucede en la mayor parte de la comarca, la cobertura Movistar es débil y va por zonas.
Con las nuevas tecnologías TRAC, Internet debiera llegar por fin a los hogares rurales. Las tres opciones digitales celular, por radio y satélite, que está poniendo en práctica la compañía de telecomunicaciones posibilitan en teoría este servicio. Sin embargo los clientes que tienen las líneas nuevas no están accediendo de hecho a Internet y en muchos casos sufren deficiencias en las llamadas, que en ocasiones impiden la comunicación.
Aunque la mayor parte de la población de la montaña es longeva y no suele demandar Internet cuando le instalan la nueva línea, sí hay clientes interesados en acceder a la Red. En Tarnas, por ejemplo, a Nieves Álvarez, le han instalado una línea TRAC celular y tiene contratado el servicio de Internet desde hace algo más de una semana: «Quéroo polos nenos», dice. No conoce el motivo, pero todavía no ha conseguido navegar. «Non sei se me teñen que instalar algún programa no equipo», comenta.