Los allegados lamentan el tiempo que se tardó en descubrir que el menor no estaba con el resto de los alumnos
01 abr 2009 . Actualizado a las 14:41 h.La muerte de Diego Novo Anido se produjo por ahogamiento. Así lo confirma la autopsia practicada al cuerpo del niño, que el pasado lunes por la mañana murió en la piscina del colegio Liceo La Paz, de A Coruña, y que en febrero cumplió 4 años, según fuentes de la familia.
Los padres del niño estuvieron ayer en todo momento arropados en el tanatorio por sus familiares y amigos, que trataban de consolarlos infructuosamente. Algunos mostraron su indignación por el trágico suceso. Y se preguntaban incrédulos cómo había podido ocurrir. Decían que no comprendían cómo podía haberse ahogado el pequeño, a no ser que se hubiese quedado solo en la piscina del centro escolar.
Sus familiares más próximos comentaban el pánico que Diego Novo le tenía al agua, por lo que descartan la posibilidad de que volviese él solo a la zona deportiva después de entrar en el vestuario junto a sus compañeros. El comentario que más lágrimas hacía derramar a los allegados del niño era que los responsables de velar por el pequeño no se hubiesen enterado de su falta antes de que el grupo entrase en el vestuario, justo a la conclusión de la clase de gimnasia, ya que si se hubiesen dado cuenta en ese momento, posiblemente hubiesen podido dar con el niño en mucho menos tiempo.
Familiares del pequeño comentaron, en ese sentido, la posibilidad de contratar a un abogado penalista para presentar una querella contra el centro escolar para dirimir así las responsabilidades de la muerte de Diego.
Escenas de dolor
A su llegada al tanatorio, el hermano del niño, David, recibió numerosas muestras de apoyo. El muchacho, que el pasado domingo había celebrado con sus amigos su cumpleaños, quiso estar unos minutos con sus padres. A su madre le rogaba que no llorase más.
A las tres y media de la tarde salió el cortejo fúnebre del tanatorio hacia el cementerio de Feáns. Cientos de personas, entre las que se encontraba el concejal de Educación del Ayuntamiento de A Coruña, Carlos González Garcés, arroparon a la familia de Diego. A las cuatro de la tarde, la llegada del coche mortuorio al camposanto reactivó un silencio que ya no se rompería hasta la salida. El hermano del pequeño, David, acudió antes con algunos familiares y estuvo rodeado por sus compañeros.
Después del entierro, los familiares y amigos se desplazaron hasta la iglesia de San Cristóbal das Viñas, donde se ofició un funeral por el pequeño. Al templo acudieron varios representantes políticos. Entre ellos se encontraban el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras; la conselleira de Educación, Elena Sánchez Piñón; el alcalde de A Coruña, Javier Losada, y el portavoz del grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento coruñés, Carlos Negreira. Todos coincidieron en indicar que lo acontecido era «una desgracia irreparable», al tiempo que mostraron sus condolencias a los padres del pequeño Diego Novo Anido y a los familiares más próximos.