El cambio de nombre de la dirección xeral encargada a Bugarín (antes de Transporte y ahora de Mobilidade) encierra algo más que un simple maquillaje lingüístico. «Hasta ahora siempre se ha puesto el énfasis en la oferta de los modos de transporte, pero nuestro principal objetivo es solucionar el problema de la demanda: atender las necesidades de los ciudadanos que tienen que ver con la movilidad, cómo van al colegio, al centro de salud... Debemos centrarnos en cómo afrontar el tránsito de personas y mercancías y ello implica poder hacerlo de forma conjunta, si es necesario, con el transporte intermodal».
-Usted diseñó un plan con esa filosofía que consistía en conectar con autobuses las estaciones del AVE para los que no están cerca de ellas.
-Mis inquietudes de la universidad siguen estando ahí y creo que es necesario fomentar esa accesibilidad en el eje atlántico.
-Pero supongo que la eficiencia también es un reto. De nada sirven transportes caros con la dispersión poblacional de Galicia.
-Eso es precisamente lo que hace tan difícil resolver este problema. La realidad de la población gallega complica mucho la oferta y la encarece.
-Y, también, supongo que el otro reto prioritario es reducir el uso del transporte privado.
-Este objetivo también es crucial, no solo desde el punto de vista ambiental, sino también en lo referente a la siniestralidad. Cuanto más gente utilice su vehículo más probabilidades hay de accidentes. Esto nos obliga al mismo tiempo a construir más infraestructuras y a reducir nuestro espacio natural, arriesgando un patrimonio de gran valor que hemos heredado: nuestro paisaje.