El Consello de la Xunta aprobó ayer el decreto que regula el currículo en la etapa de infantil, tras más de un año de vacío legal, ya que la comunidad gallega no había adaptado la Ley Orgánica de Educación. Y la principal novedad se refiere al uso del gallego.
El borrador que había elaborado el Gobierno bipartito y que nunca llegó a aprobarse recogía que, en caso de entornos castellanoparlantes, el uso de la lengua gallega como lengua de comunicación y enseñanza sería, como mínimo, igual a la de la lengua castellana -básicamente reproduce el famoso y polémico decreto del gallego 124/2007, que ahora quiere derogar la Xunta-. En el decreto aprobado ayer, según fuentes de la consellería, que se negaron a facilitar el documento por escrito, se suprime esta frase.
En lo que se refiere al tratamiento de las lenguas oficiales, el texto se limitaría a obligar a la Administración educativa a que adopte las medidas oportunas para la configuración progresiva de un sistema educativo bilingüe.
En infantil el profesorado utilizará en el aula la lengua materna predominante entre el alumnado, teniendo en cuenta la lengua del entorno, y procurará que el alumnado progrese en el conocimiento de la otra lengua oficial de Galicia de forma oral y escrita.
Sigue la religión
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, avanzó que se trata de un decreto que se basa en tres principios inspiradores: la flexibilidad, la no discriminación y la corresponsabilidad. Esta no discriminación posibilitará que padres y madres elijan a principio de curso si sus hijos reciben o no enseñanzas religiosas.
Lo cierto es que la religión en infantil no es ninguna novedad, ya que estaba explícitamente recogida en el anterior decreto de infantil de la comunidad gallega; lo plasma la LOE (aunque sin concretar etapas educativas); y lo desarrolla claramente el real decreto del ministerio, al decir que las enseñanzas de religión se incluirán en el segundo ciclo de infantil. De hecho, los sindicatos se mostraron sorprendidos de que se destaque esta medida que no es nueva, criticando además que no se articule una alternativa a esta materia, que es realmente lo que exigen las organizaciones sindicales.
Más participación paterna
El nuevo currículo insiste en que la educación en esta etapa es un proceso compartido con las familias, de ahí que se favorezcan desde el centro docente las tutorías y las reuniones periódicas para intercambiar información con la familia. Además, se habilitarán mecanismos para favorecer la participación de los padres de una forma más directa y con una mayor implicación.