«Algunos compañeros de partido en España ven con sorpresa esta inversión en este tiempo en Galicia»

GALICIA

«Si no aprovecho esta oportunidad, la llegada del AVE se postergaría durante mucho tiempo», asegura José Blanco

28 jun 2009 . Actualizado a las 17:23 h.

Entre el actual ministro de Fomento y el que fuera el secretario de Organización durante las victorias electorales socialistas se percibe un gesto de gravedad creciente que quizás se explique por el peso de la responsabilidad. José Blanco, lucense de 47 años, dirige desde hace tres meses un departamento del que depende la seguridad de muchos ciudadanos por tierra, mar y aire. El viernes, antes de la cita para esta entrevista, se enfrentó a su primer susto en el accidente de cercanías de Madrid. Después, por la tarde, José Blanco caminaba con paso firme en busca de su despacho por el pasillo donde están colgados los cuadros de los ministros que lo precedieron y donde acabará su propio retrato, para que la nómina de gallegos al frente de este ministerio deje finalmente de ser anecdótica.

-Cuando llegó por primera vez a este despacho, ¿qué se encontró sobre las infraestructuras gallegas?

-Más que encontrarme con nada llegué a la conclusión de que estábamos en una huida adelante, como ya dije. Y como todas, las huidas hacia delante conducen al mismo sitio: a un callejón sin salida. Estábamos en un callejón sin salida atrapados por unos compromisos que eran realmente imposibles. Y lo que hicimos fue tratar de racionalizar todo y ponernos a trabajar para acelerar la construcción de la alta velocidad a Galicia. Sin esperar al 2015, el AVE va a suponer una revolución ya en el 2012. Vamos a hacer realidad un sueño: el de Galicia como una ciudad única, unida y vertebrada.

-En su terminología lo llaman AVE, pero en realidad su límite está en los 250 kilómetros por hora.

-La terminología europea deja claro que alta velocidad es todo aquello que supera los 200. Pero me da igual la terminología, no voy a entrar en ese debate. Es un tren provisional para recortar los tiempos de viaje.

-¿Cómo va a ser la contratación de ese tren?

-Talgo nos ha garantizado que estará homologado en el 2011 para ser comercializado. Estamos evaluando el número de unidades a adquirir.

-Parece que a Feijoo le gustó la idea del tren y otras muchas. Se habló incluso de idilio político tras su acuerdo. ¿No le puso ni un solo pero?

-Hemos estado preparando esta reunión mucho tiempo. El conselleiro Hernández se reunió en diversas ocasiones con el secretario de Estado de Infraestructuras y yo mismo conversé con Feijoo. Lo único que le trasladé es mi deseo de trabajar desde la lealtad y la concertación, y él manifestó que ese deseo era recíproco. Después yo le expliqué las decisiones que habíamos tomado y en la conversación siempre surgen los matices y se busca el punto de encuentro. Fue una reunión positiva y él asumió que nuestros planteamientos respondían a unas fechas que eran las posibles.

-Sin embargo, Feijoo también defendía plazos imposibles cuando se trataba del Plan Galicia.

-Y nosotros también. Creo que a estas alturas ya no merece la pena mirar hacia atrás.

-Usted también defendió en su momento la fecha del 2012.

-Todos hemos hablado del 2012. Y cuando hablo de todos me incluyo, no me excluyo. Pero lo tuve claro desde el primer día que asumí mi responsabilidad en Fomento: había que trasladar la verdad a la sociedad gallega.

-¿Y entiende que los gallegos se hayan podido sentir engañados?

-Si miramos los compromisos sobre alta velocidad, toda España está igual. Quizás se ha dado a entender que las líneas de AVE se hacen como churros, pero en todos los lugares me recuerdan que hemos incumplido alguna fecha, este Gobierno y el anterior. Fíjese que Cascos había prometido que el AVE llegaría a Barcelona en el 2004.

-Y solo llegó a Lérida.

-Le pongo este ejemplo no como un reproche. A mí todos los días me interpelan sobre plazos incumplidos, por tanto Galicia no es diferente en esto.

-El problema es cuando se hace de una fecha todo un «leit motiv» electoral, que es quizás lo que le pasó a Touriño.

-Cada uno responde de lo que hace y a mí me corresponde responder de mis compromisos y hablar con claridad. Esto implica que debo decir que no cuando hay que hacerlo, aunque a algunos no les guste. Como he dicho que entre mis prioridades no estaba la de impulsar el AVE transcantábrico sin concluir la autovía. Hay que hablar con claridad.

-¿Qué diferencias hay entre este pacto con Feijoo y el que en su momento alcanzó Touriño con Zapatero?

-La situación ha cambiado radicalmente. Ahora tenemos todos los proyectos elaborados y es el momento de pasar de las palabras a los hechos. Salvo que haya algún problema medioambiental no previsto, se podrán contratar los proyectos replanteados a mediados del año que viene. Mi responsabilidad es buscar los recursos. Los ciudadanos nos votan para resolver los problemas y el mío es que, en esta coyuntura económica, debo garantizar el cumplimiento de la financiación en los términos que he comprometido. Será mi problema y tendré que resolverlo. No podré buscar excusas porque, si no, tendría que haberlo pensado mejor antes.

-A Magdalena Álvarez se le reprochó que beneficiaba a Andalucía. Quizás ahora le reprochen a usted lo mismo con Galicia.

-Es verdad que mucha gente, empezando por gente de mi partido en el resto de España, ha visto con sorpresa esta inversión en este tiempo en Galicia. Pero yo no lo he hecho por mi condición de gallego. Creo que las infraestructuras contribuyen a la vertebración territorial y eso complementa la cohesión social. Hay que invertir donde más se necesita cuando más se necesita. Si no hubiera habido una persona que tenía una visión territorial de España como la mía, el AVE no se habría comenzado a construir hacia Andalucía. Si yo no aprovecho esta oportunidad, la llegada del AVE se postergaría durante mucho tiempo.

-Quizás se postergaría por el escaso peso electoral de Galicia frente a otros territorios.

-No creo que las infraestructuras sean precisamente las que aportan votos. En mi caso no hay motivaciones electorales. El problema es que las obras en Galicia son mucho más caras y complejas. Y quizás se piense que con ese dinero se puede hacer el doble de infraestructuras en otra parte, pero eso no puede ser una excusa y en este caso no lo va a ser.