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«En plena crisis y sin financiación europea, el plazo del 2015 para el AVE es una huida hacia adelante»

GALICIA

El experto apremia a la Xunta a exigir que el Estado compense a Galicia por 1.800 millones presupuestados que dejó sin gastar

08 jul 2009 . Actualizado a las 02:12 h.

Es una de las voces más críticas en el debate sobre un ferrocarril de alta velocidad que no acaba de llegar. Xosé Carlos Fernández Díaz, ingeniero ourensano de Obras Públicas, hizo gala ayer en Santiago de ese espíritu reflexivo en la presentación de la segunda parte de su libro El ferrocarril en Galicia (Ir Indo). Sostiene que la llegada de José Blanco a Fomento ha introducido racionalidad en los plazos políticos, pero opina que el contexto de crisis y la ausencia de financiación europea complicarán el nuevo calendario del 2015.

-¿Considera viable viajar en tren a Madrid en menos de tres horas en el año 2015?

-En plena crisis y sin financiación europea, es una huida hacia adelante, aunque es más realista que el del 2012. Puede haber una diferencia de un par de años, porque la situación económica del país no es boyante, no tenemos financiación de la UE y la obra entre Lubián y Ourense es de las más complejas de España. Sería más realista hablar del 2017.

-¿Nos aproximaremos entonces al horizonte del 2020 trazado en el Plan Estratégico de Infraestructuras (PEIT)?

-Si consideramos el conjunto de líneas incluidas en ese plan, realmente iríamos al 2025. Pero para unir Galicia con la Meseta y las principales ciudades gallegas entre sí, podemos hablar de 2018-2020.

-Fomento ha comprometido una inversión de 4.678 millones de euros para cumplir el calendario del 2015. ¿Cree que esa cantidad es suficiente?

-Más que comprometer, el ministerio ha anunciado un paquete de licitaciones, que tenía que sacar antes o después para responder a lo que planificó en el PEIT. Esa cantidad no es suficiente, porque no cubre todas las líneas del AVE previstas en el PEIT. Aún hay que terminar el eje atlántico, completar la línea Ourense-Santiago, y solo las obras entre Lubián y Ourense requerirán de 2.000 a 2.500 millones. Las cuentas no salen. Son necesarios 9.000 millones, y con unas inversiones de Fomento de 600 a 700 millones al año nos enfrentamos a un calendario de ejecución largo.

-¿Cómo puede afectar en esos compromisos con el AVE gallego esa coyuntura de crisis económica y falta de financiación comunitaria de la que habla?

-Nos dejan en una situación precaria, porque el cumplimiento de los plazos deberá demorarse, aunque entiendo que Fomento tiene buena voluntad.

-Usted sigue de cerca la ejecución de los compromisos presupuestarios por el Gobierno. ¿Cómo va la cuenta?

-La cuenta del pasado ya no tiene vuelta atrás, salvo que el Gobierno le pueda hacer un reconocimiento a Galicia. Se habló del 8% de los Presupuestos del Estado, pero no se ha ejecutado. Mis cálculos de los últimos cinco ejercicios rondan los 1.800 millones. Si el Estado reconoce ese déficit, lo normal es que esa deuda se vaya reponiendo.

-¿Cómo ve la alternativa de otros mecanismos de financiación en el ámbito ferroviario?

-Es viable, porque se está aplicando en las autovías. Pero hay que ser muy cuidadosos con ese debate, para que Galicia no resulte discriminada frente a otras comunidades en las que las obras las financia el Estado.

-Opina que la Xunta peca de ingenuidad en su negociación con Madrid. ¿Qué papel considera que debería desempeñar el Gobierno gallego?

-Es un tema que viene de atrás. Será porque no hay competencias, pero la Xunta hasta ahora se dedicó a ser un mero portavoz del Gobierno. Ahora que la Xunta tiene distinto color político, no me gustaría el seguidismo. Invitaría a la Xunta a analizar con más frialdad lo que hemos conseguido para compensar retrasos y postergaciones. Que haga un planteamiento.

-¿Qué le parece que la Xunta subvencione servicios para que Renfe mejore el negocio?

-No lo veo bien. Antes de subvencionar, la operadora tiene que hacer primero una oferta de servicios atractiva y ajustada a la demanda. La Xunta no puede compensar deficiencias de una operadora que tiene los servicios en monopolio.