Penela Fernández ganó el pasado mes de enero el concurso para diseñar el nuevo hotel estatal, un proyecto que lleva parado desde entonces y que ahora se retomará
11 ago 2009 . Actualizado a las 02:20 h.El pasado enero se fallaba el premio del concurso público para elegir el nombre del arquitecto que se haría cargo del diseño del parador de Muxía. Se presentaron más de una docena de propuestas, y tras pasar, durante meses, distintas cribas, el jurado se decantó por el de Alfonso Penela Fernández (Vigo, 1955). Pero el proceso para poner en marcha la obra quedó parado en enero. Ni se firmó el contrato ni el correspondiente convenio con Turespaña para empezar a trabajar. La Xunta asegura ahora que la situación se desbloqueará en el plazo de un mes.
-¿Cómo afectan esos retrasos en un proyecto como el del parador?
-Lo que te preocupa es que se agoten los plazos y después no puedas trabajar con tranquilidad. Redactar un proyecto como este puede llevar ocho meses tranquilamente. Pueden aparecer muchas cosas, hay que medir, presupuestar. Cuanto más tiempo dediques al trabajo en la mesa, más tiempo se podrá ahorrar después.
-¿Determinaron el diseño las condiciones del concurso?
-Había dos caminos. Uno era colocar un artificio, una forma elegante y presente, contrapuesta a la naturaleza, del mismo modo que un faro. La otra, por la que se optó, fue la de hacer una arquitectura silenciosa. El 50% del edificio no estará presente hacia el exterior. Irá camuflado, enterrado, pero sin condicionar que todos los espacios sean abiertos e integrados. La primera decisión es mitigar la presencia del edificio y manifestar el espacio de acogida, una plazoleta abierta al mar que organiza los distintos usos del parador: habitaciones, salones, talasoterapia...
-El objetivo del parador es conseguir cambiar la realidad de Muxía. ¿Lo cree posible?
-Ojalá sirviera para iniciar un urbanismo distinto de lo hecho hasta ahora en Muxía, un lugar único. No se puede edificar en todos los sitios de la misma manera. Muchas veces, cuando se construye, se mata la gallina de los huevos de oro. Uno dice ¡qué sitio más bonito! Se pone a construir allí y acaba con el lugar. Muxía es un ejemplo de cómo matar la gallina de los huevos de oro. Si las cosas se hubieran hecho con más delicadeza sería un lugar mucho más interesante.
-¿No es demasiado tarde?
-Se pueden hacer las cosas de otra manera y no cuesta más. El problema es que los que tienen que hacer de árbitros muchas veces no aplican las reglas.
-¿No supondrá la obra un gran impacto en Lourido, una zona casi virgen?
-En el anteproyecto ya está definida la forma de construir. Lo primero será acotar un área de trabajo para que nada afecte al paisaje fuera del límite marcado. Es importante para evitar el destrozo que muchas veces se organiza al emprender una obra. Intentaremos construir el edificio sin que se deteriore el paisaje.
-¿Qué peso tendrá el paisaje?
-Normalmente se cree que un edificio empieza donde acaban sus muros. Yo entiendo que el parador tiene grandes salones exteriores, como las plataformas que el hombre creó allí para plantar el maíz y poner los prados. Eso es también una parte del edificio.