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Marihuana con subvención de la UE

Juan Oliver

GALICIA

El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea asegura que el año pasado se pagaron más de 2.600 millones en subsidios y proyectos dudosos, irregulares o fraudulentos

15 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Doscientos euros no es mucho dinero, pero si uno se dedica a plantar marihuana y los recibe como ayudas agrícolas de la UE, lo menos que puede hacer es recibirlos con una sonrisa. Según la asociación Open Europe, un lobby de euroescépticos británicos que pretende acabar con las subvenciones agrarias y regionales de la Unión, eso fue lo que le pasó a un granjero sueco que obtuvo su subvención alegando que no pretendía fumarse su plantación, sino dedicarla a la producción legal de cuerda de cáñamo.

Según el Tribunal de Cuentas de la UE, el año pasado se abonaron más de 2.600 millones de euros en ayudas de todo tipo que nunca debieron pagarse porque correspondían a proyectos dudosos, irregulares o sencillamente fraudulentos. Y los escándalos son una mina para los antieuropeístas y un peligro para quienes defienden los beneficios que la política de cohesión ha supuesto para muchas regiones. Como Galicia.

La semana pasada, al tiempo que el Tribunal de Cuentas presentaba en Bruselas su informe de fiscalización del presupuesto del 2008, Open Europe aprovechó para hacer pública una lista de Los cincuenta ejemplos de basura europea . No hay ninguno gallego, a pesar de que la Oficina Antifraude de la UE ha confirmado que investiga la legalidad de varios proyectos en Galicia, de los que tuvo conocimiento gracias a las informaciones publicadas en La Voz, y de que la Comisión mantiene retenidos por causas parecidas otros 40 millones en ayudas del Fondo Europeo Agrícola y de Desarrollo Rural del 2008.

El listado de Open Europe es un compendio de casos más que sorprendentes en toda la Unión, y pone en entredicho la fama de solvencia de países como Suecia, donde la anécdota del granjero de marihuana no es la única, ni la más onerosa. La ciudad de Malmö, la tercera del país, recibió 80.000 euros para desarrollar su versión virtual en Second Life, que apenas ha tenido turistas cibernéticos y que el Ayuntamiento planea cerrar. Cerca de la ciudad de verdad se construyó un planetario infantil que costó 2,4 millones y que recibió 800.000 euros en ayudas, pero que, según Open Europe, fue un completo fracaso, y el complejo acabó cinco años después en manos de una empresa privada que pagó por él a las autoridades 150.000 euros.

Bar irlandés

El catálogo de fondos gastados en actividades lúdicas de difícil justificación es amplio, según la asociación, que cita los cerca de 140.000 euros que obtuvo la empresa Lord Nelson Ltd. para montar un bar irlandés en Gibraltar, los 200.000 que se invirtieron en una red de teatros de marionetas para poner en contacto a titiriteros de Letonia y Estonia, o los 1,4 millones que se destinaron a un parque temático sobre volcanes en la localidad húngara de Celldomolk.

Ninguno de esos proyectos tiene por qué ser ilegal, como seguramente tampoco lo son los 2.500 euros que obtuvo el presidente de Porsche para su coto privado de caza en Baviera, o los 7.087 euros que se le concedieron a Miss Sevilla 2006 para poner en marcha su empresa de eventos sociales. Pero Open Europe también cita varios ejemplos de fraudes judicialmente contrastados.

Entre ellos figura el caso de otro sevillano, que fue sentenciado en agosto de este año a 18 meses de cárcel por obtener fraudulentamente cerca de 780.000 euros en subsidios entre 1996 y 1999, declarando que producía un 63% de aceite más del que en realidad le daban sus aceitunas. Al menos, él sí las cultivaba, y no como cuatro italianos que recibieron cuatro millones para una industria de elaboración de zumos que ni siquiera pudo acreditar dónde compraba las naranjas. Sin sentencia, pero quizá esperándola, están los cerca de 100 millones que, según Open Europe, se concedieron en España como ayudas a la formación de trabajadores a través de 36.000 empresas e instituciones que nunca organizaron los cursos subvencionados.

Control

El control del gasto en los proyectos financiados con fondos comunitarios corresponde a las autoridades nacionales, y Bruselas asegura que, tarde o temprano, siempre acaba recuperando el dinero mal invertido. Según el comisario de Política Regional, Pawel Samecki, el año pasado se obtuvieron devoluciones por valor de 1.500 millones, y entre enero y septiembre del 2009 ya se han reclamado otros 630 millones. A finales de año, serán más de 1.100. «En todos los casos en los que errores dan lugar a pagos incorrectos, la Comisión toma medidas para recuperar los fondos, incluso aunque esto lleve tiempo», asegura el comisario.