El Concello vuelve a exigir la supresión del paso a nivel donde el pasado martes murió un vecino, y reclama que se aumente la seguridad en el cruce
05 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Visto y no visto. Así es el paso del tren por O Porriño. Semáforo en rojo, las barreras caen y tras un pitido se escucha una exhalación. Cruzar las vías es una ruleta rusa a la que el martes se arriesgó L.?R.?R. y en la que perdió la vida.
Más allá del peligro que supone su recorrido a través del centro de este concello pontevedrés, están también las molestias que provoca la velocidad a la que circulan los trenes, que llegan a alcanzar los 130 kilómetros por hora, según constatan vecinos y Policía Local. Los coches están obligados a reducir su velocidad en tramo urbano a 50, haya o no lugares por donde crucen los peatones. Los trenes, no. Por eso, desde hace décadas, los residentes de los dos lados de los raíles en O Porriño sufren las consecuencias. «En el último año cada vez pasan más trenes y más rápido, porque ahora la mayoría no paran en la estación local, que era cuando tenían que reducir», aseguraban dos vecinas junto al paso. Los ruidos, temblores, peligros y atascos son continuos. Cruzar en coche con las barreras alzadas no está exento de riesgo: circulación procedente de cuatro viales sin una rotonda o indicaciones provocan situaciones caóticas.
«Con certa frecuencia as barreiras quedan baixadas e hai que chamar para avisar. É unha incomodidade continua e un risco, porque convivir cun paso a nivel fai que a xente baixe a garda», apuntaba ayer el alcalde, Raúl Francés, que lamentó la muerte del vecino y le trasladó las condolencias a su familia.
Sin barreras
El cruce con Torneiros no es el único peligro que dejan los raíles a su paso por O Porriño. A unos ochocientos metros, después del muro de la calle Cando, otro acceso permite que los peatones crucen sin que existan semáforos o barrera. No cuenta con tanto tránsito, pero no son pocos los viandantes que se arriesgan para llegar al sendero peatonal cercano que han bautizado como «la ruta del colesterol».
Para atisbar la llegada de los vagones es necesario subir por la plataforma de cemento hasta llegar casi a las vías y dejar atrás el muro. Las pintadas por la parte interna de la pared dejan claro que el paso de gente por la zona es más que habitual. Los únicos que no pueden cruzar ahora son los coches, puesto que unos hierros lo impiden.
Por todos estos motivos, desde hace décadas en el municipio se pide la supresión de este paso, una reivindicación heredada por los diferentes gobierno locales y que nunca ha tenido respuesta favorable. Hasta ahora su eliminación estaba vinculada al nuevo trazado del AVE a Portugal, pero Fomento ya ha dicho que sufrirá un retraso. «Escudáronse en que os concellos presentamos alegacións, pero o certo é que máis dun ano despois non responderon - afirma el alcalde-, polo que non creo que as tomaran en conta. Din que volverán encargar outro estudio informativo, pero seguen sen contar cos concellos. Nós o que queremos é o soterramento da liña».