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Miranda trastoca la fiesta de Feijoo

GALICIA

La polémica de los kilometrajes desatada contra el portavoz del PPdG concilió los intereses políticos de Baltar y del PSOE

21 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El PP gallego bautizó como «héroes del cambio» a los dirigentes del partido que lograron reconquistar la Xunta contra todo pronóstico, cierto que ayudados por algunos errores del bipartito. Aquellos «valerosos» como el propio Feijoo y Alfonso Rueda, en la cúpula, y desde el primero hasta el último militante, en la base, serán homenajeados el domingo en un festival para conmemorar la victoria del 1-M, que los últimos nubarrones pueden acabar desluciendo. De un lado, el número tres del partido, Rodríguez Miranda, está tocado por el cobro irregular de compensaciones del Parlamento y, del otro, un año después el PP se resigna a seguir hablando de polémicas de coches, kilometrajes y dispendios, que a veces se le vuelven en contra.

Antonio Rodríguez Miranda, o Toñito de Allariz , como lo llamaba su mentor político, José Luis Baltar, se convirtió en portavoz del PPdeG en el congreso de mayo. Llegó a la dirección con una imagen fresca, sin tachas y con la garantía de ser un diputado con relumbrón, que tampoco abundan. Su principal misión fue la de encender el ventilador contra la oposición. En mayo denunció el «despilfarro» de Pachi Vázquez en la sede de Sogama, en agosto cargó varias veces contra el PSOE por el caso de la agente electoral y, en septiembre, volvió a disparar contra Vázquez por la reforma de 600.000 euros en su casa de San Amaro.

¿Quién prendió la mecha?

No obstante, el cobro de dietas individuales de desplazamiento, cuando a veces viajaba en el coche oficial de José Manuel Baltar, ahora su rival político interno, salpica a Miranda y pone en aprietos al PPdeG en vísperas de la fiesta de la victoria del 1-M. ¿Pero quién prendió esta vez la mecha?

Parte de la sospecha recae sobre Baltar júnior, miembro de la Mesa de la Cámara, el único órgano que sabe lo que cobra cada diputado y por qué conceptos. Aunque fue el PSOE, representado en la Mesa por Ricardo Varela, quien cargó esta vez la escopeta y dio la orden, en tanto que la diputada socialista María Quintas se limitó a apretar el gatillo en una rueda de prensa.

De algún modo, entre Baltar, ahora jefe de los populares de Ourense, y Varela, barón de los socialistas de Lugo, se estableció una alianza temporal de intereses para apuntar al mismo blanco, toda vez que ellos mismos se sienten a resguardo de las críticas por la seguridad que puede dar un salario mensual de 9.000 euros y sendos coches sufragados mediante impuestos, pero que se dedican más tiempo a circular por sus provincias que viajes hacen al Parlamento.

Está por ver ahora si el PP aguanta el golpe o lo devuelve. Si se comporta o no como un partido sin birretes. El tiempo dirá si Miranda es lanzado al vacío, una vez que agotó el crédito para encender ventiladores contra los demás, o si en cambio recibe el mismo respaldo que tuvo en su día -incluso por boca de Feijoo- la directora xeral de Formación, Ana María Díaz, quien tenía en su favor un plus, el de llegar al Gobierno apadrinada por Romay Beccaría.