Las obras no empezaron en el enlace de la A-52 con Pontevedra, que debía servir este año de alternativa a Rande
13 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Las autovías gallegas conservan intacta su vigencia como la metáfora redonda del cuento de nunca acabar. Desde la compleja gestación de los viales que, con seis años de retraso sobre el plazo inicial, conectaron a Galicia con la Meseta con tiempos de viaje racionales, los proyectos de las nuevas autovías que el país necesita para completar su red interior y ofrecer alternativas competitivas a la saturada AP-9 se han visto abocados a acumular demoras. La veintena de vías de alta capacidad que el Ministerio de Fomento y la Xunta tienen pendientes en esta comunidad arrastran un retraso medio de al menos cuatro años en su ejecución.
Esa demora no tiene en cuenta el tiempo que transcurre entre el compromiso político y el inicio del proyecto. Uno de los ejemplos más elocuentes es la ampliación de la AP-9. Zapatero prometió las obras en la campaña de las generales del 2008, hace ahora dos años. Pero los proyectos siguen en el limbo, frenados primero por la falta de acuerdo de Fomento y la concesionaria para sufragar los trabajos, y amenazados ahora por la tijera de la crisis que pende sobre las cuentas del ministerio.
La A-57, para el 2015
Aunque hay más casos. En la autovía A-57 de enlace de la A-52 con Pontevedra, que este mismo año tendría que convertirse en una alternativa al colapso de la AP-9 a su paso por Rande, todavía no han comenzado las obras y no finalizarán antes del 2015. La actuación, con 59 kilómetros de trazado y 686 millones de presupuesto, solo tiene 20 kilómetros en estudio informativo y el resto está en proyecto de trazado o construcción.
También son significativas las demoras acumuladas en las autovías que comunicarán Lugo con Santiago (A-54) y Ourense (A-56), previstas para el período 2008-2010. En la primera está prevista la conclusión en el 2012 de los 57 kilómetros que están en obras, pero los 32 del tramo Arzúa-Palas de Rei, cuyo estudio informativo está en fase de información pública, no estarán listos antes del 2013. En cuanto a la Ourense-Lugo, los 9,7 kilómetros en obras de los 68,8 de su recorrido tienen como fecha de remate el 2012. El resto, pendiente de licitación, en ningún caso estará listo antes del 2014.
Ponferrada, la tercera salida
La conclusión de la autovía del Cantábrico, que tiene en servicio 34,6 de sus 84,5 kilómetros en suelo gallego, llegará tres años tarde si se cumple el calendario del 2011 que José Blanco anunció hace una semana.
La mayor incógnita entre las seis autovías estratégicas que competen a Fomento es la A-76, entre Ourense y Ponferrada. La tercera salida a la Meseta, con 125 kilómetros y un coste de 1.109 millones, está en estudio informativo y carece de plazo de ejecución. Peor es el caso de la A-72 (Chantada-Monforte), un clásico del Plan Galicia que está en información pública desde el 2007 y no tiene horizonte de remate, cuando debía entrar en servicio este mismo año.