Fomento tiene previsto privatizar todo el mantenimiento desde Olmedo (Valladolid) hasta Santiago.
28 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El plan privado para el AVE gallego aún se está perfilando en los despachos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), pero las líneas generales ya están marcadas en el Plan Extraordinario de Infraestructuras. La preocupación de quienes muestran recelos hacia este sistema se basa en que lo relacionan con la rentabilidad que genera el volumen del tráfico ferroviario, un baremo con el que una comunidad como Galicia, en teoría, saldría perdiendo, pues sería poco atractiva para que las constructoras arriesguen sus recursos.
Sin embargo, el canon que se abonará a la concesionaria durante 25 años no tendrá nada que ver con el volumen de viajeros o con el número de trenes que circulen entre Olmedo (Valladolid) -de donde parte el nuevo acceso ferroviario- hasta Santiago. De hecho, la principal novedad de este sistema es que el riesgo que afrontan las concesionarias depende de la disponibilidad de la infraestructura y de poner en juego recursos propios y ajenos (préstamos bancarios). El riesgo de disponibilidad implica que el consorcio que asume la obra y el mantenimiento deberá entregar la obra en el plazo -en el 2015- y en las condiciones de seguridad y circulación fijadas por la Administración. En caso contrario se arriesgaría a que el retraso se transforme en una reducción del canon que ingresará la concesionaria durante los 25 años que, en principio, durará la explotación.
«La transferencia del riesgo de disponibilidad -se asegura en un documento de Fomento- se produce mediante la aplicación de unos indicadores objetivos que se medirán periódicamente, y darán lugar, en caso de incumplimiento, a deducciones automáticas en el canon a pagar por la Administración».
La disponibilidad implica también que el consorcio, al responsabilizarse del mantenimiento, debe mantener en perfecto estado de revista la infraestructura. Es decir, es responsable de que la línea esté disponible para los tráficos previstos a partir de una determinada fecha y de ahí en adelante. Por supuesto, se detallarán las causas de fuerza mayor que eximan a las empresas de estas penalizaciones como, por ejemplo, eventuales errores atribuibles a la redacción del proyecto.
Estas son las líneas generales de los contratos que se empezarán a licitar este año por esta vía, aunque fuentes de Fomento matizan que cada pliego de licitación podrá adaptarlas a la realidad de la obra.
Entre estas eventuales adaptaciones figura la posibilidad de que el ADIF, como promotor de la infraestructura y como sociedad pública que no computa en el déficit, podría abonar el equivalente al 50% de la inversión inicial durante el período de ejecución de la obra «y se diferirá el pago del 50% restante a lo largo del período concesional», se asegura en el documento marco.
Mantenimiento global
El hecho de que el contrato del AVE gallego supere los 5.000 millones se explica en que incluye el mantenimiento de toda la línea desde Olmedo (Valladolid) hasta Santiago. Hay que tener en cuenta que, de media, el mantenimiento de un kilómetro de alta velocidad cuesta unos 115.000 euros al año, por lo que la privatización de esta actividad -que el ADIF lleva a cabo en la mayor parte de la red- podría suponer el desembolso de más de 1.500 millones de euros a pagar durante los 25 años que dure la concesión.