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Un conductor dio positivo cinco horas después de sufrir un accidente y tras ser operado

A. M. A CORUÑA/LA VOZ.

GALICIA

El joven admitió los hechos y reconoció que había bebido más de la cuenta.

20 oct 2010 . Actualizado a las 11:43 h.

Sufrió el accidente en Carballo y quedó atrapado entre el amasijo de hierros en que se convirtió su coche. Esperó a que los bomberos lo excarcelasen, y perdió litro y medio de sangre durante la demora. Luego los sanitarios lo atendieron sobre el asfalto, lo introdujeron en una ambulancia y lo trasladaron al Hospital A Coruña, donde fue intervenido quirúrgicamente. Su preocupante estado de salud había impedido hasta entonces realizarle la prueba de alcoholemia. Así que en el posoperatorio se le hizo con consentimiento médico. La sorpresa de la Guardia Civil fue mayúscula cuando vio el resultado, pues cinco horas después de sufrir la colisión el conductor todavía tenía en su sangre 0,6 miligramos de alcohol. Ayer, este joven acudió a los juzgados de Betanzos por un supuesto delito de conducción bajo los efectos del alcohol. Admitió los hechos y reconoció que ese día había bebido más de la cuenta. Entonces aceptó una condena de 8 meses de retirada de carné y una multa de 360 euros.

El siniestro ocurrió el pasado 21 de junio sobre las tres de la tarde. El conductor circulaba junto a un amigo cuando perdió el control del coche, dando tres vueltas de campana antes de terminar en la cuneta.

El copiloto pudo salir por su propio pie sin herida alguna, pero el conductor quedó atrapado en el interior con importantes heridas. Sangraba abundantemente por la cabeza y por un brazo, por lo que llegó a perder litro y medio de sangre hasta la llegada de los bomberos, que lo excarcelaron. Un equipo del 061 lo atendió en el lugar y ante la gravedad de las lesiones decidieron trasladarlo al Hospital A Coruña, donde lo sometieron a una operación de urgencia. Tras la intervención, sobre las ocho de la tarde, dos agentes de la Guardia Civil que acompañaban al herido, pidieron permiso a los médicos para someterlo a la prueba de alcoholemia. Por dos razones. Primero, por el fuerte aliento a alcohol que desprendía cinco horas después del siniestro; y segundo, porque el copiloto les había reconocido tras el choque que habían bebido unas cervezas.