No todos los pacientes ven con buenos ojos que el médico les cambie el tratamiento de un fármaco de marca a otro genérico. Los facultativos admiten que suelen encontrarse con reticencias e incluso con quejas por parte de pacientes que afirman que se encontraban mejor con el tratamiento original. Sin embargo, las cosas han ido cambiando, especialmente para aquellos usuarios no pensionistas que tienen que financiar una parte de esos fármacos: «¿Y no podría recetarme un genérico?». La frase se oye cada vez con más frecuencia en las consultas, cuando el paciente recibe una receta que le costará, por ejemplo, veinte euros cada mes. No siempre es posible, pero los médicos coinciden en que sus pacientes responden cada vez con más frecuencia a los problemas económicos buscando tratamientos más baratos.
Los propios médicos viven las consecuencias de la política de contención de gasto. Como funcionarios han visto recortados sus sueldos, en muchos casos hasta el 10%. Nadie incide en esa circunstancia, pero algunas fuentes señalan que el colectivo ha tomado más conciencia de la política de austeridad al comprobar en sus propias nóminas los recortes.