El viaje del Papa solo movilizó a Compostela 400 autobuses, 800 menos de los previstos

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO/ LA VOZ.

GALICIA

Fuentes próximas a la organización sitúan la afluencia en 30.000 personas

09 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Dos días después de la visita de Benedicto XVI a Santiago, los ciudadanos siguen sin una cuantificación oficial del número de personas que asistieron a la capital gallega para ver al Papa. Ni el Gobierno central, encargado de la seguridad, ni la Iglesia, que coordinó el viaje, ni la Xunta, que invirtió dinero público en la visita, han dado ninguna cifra. Y a tenor de lo que apuntan tampoco parece que vayan a hacerlo en los próximos días. Tampoco ha querido hacer una estimación global sobre la afluencia el Concello compostelano. El Ayuntamiento, en cambio, sí ha facilitado la cifra de autobuses que aparcaron en la ciudad con motivo de la llegada de Joseph Ratzinger: 400 vehículos, una cifra que está muy por debajo de los 1.200 que inicialmente había previsto el Arzobispado.

Fuentes próximas a la organización consultadas por este periódico estiman que, teniendo en cuenta el número de autobuses y los turistas que llegaron en coche y avión los días previos -los desplazamientos en coche particular el sábado fueron escasísimos- la cifra podría rondar las 30.000 personas. Seis mil estuvieron en el Obradoiro, unas 15.000 entre las plazas de A Quintana, Cervantes y Toural -siguiendo la eucaristía por las pantallas- y el resto siguiendo el recorrido del papamóvil. Esta estimación colocaría la afluencia de público con motivo del viaje de Benedicto XVI muy por debajo de las estimaciones iniciales efectuadas por el Arzobispado, que calculó que el viaje del Pontífice lo seguirían en la ciudad unas 200.000 personas.

Preguntado ayer sobre la afluencia, Salvador Domato, coordinador eclesiástico de la visita de Benedicto XVI, se mostraba categórico. «No tengo ningún dato ni lo voy a dar porque, sencillamente, no lo he pedido». El responsable del Arzobispado insistió en que lo más trascendente, más allá de los números, fue el éxito de la visita y la buena impresión que se lleva el Pontífice de la ciudad. «Sinceramente, creo que lo de las cifras es un tema menor».

La negativa a cuantificar el seguimiento ciudadano de la visita papal fue la respuesta que ofrecieron ayer las Administraciones públicas implicadas.

Presidencia, departamento dirigido por el conselleiro Rueda y que ha tenido una implicación muy directa, ha calificado la visita como un éxito de todos los gallegos que ha servido para proyectar la imagen de Compostela por el mundo entero. El comercio y la hostelería local, sin embargo, hacen un balance menos triunfalista sobre los efectos directos de la visita. Compostela Monumental, asociación de comerciantes del casco histórico, considera que el día fue flojo en ventas, pero que el viaje tendrá beneficios futuros por la promoción de la ciudad en el extranjero. Santiago Centro y Acotes, colectivos que agrupan también establecimientos fuera del casco viejo, advierten que la jornada fue un «desastre» en las ventas porque se hicieron aprovisionamientos masivos en previsión de una gran afluencia que no se produjo. Esto fue más grave en las calles cortadas por las medidas de seguridad y en algunos restaurantes, que se definen como los grandes damnificados por la visita papal.

Un establecimiento del casco histórico tenía la previsión de vender hasta 300 bocadillos y colocó finalmente solo 50.

El máximo regidor compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, considera que más allá de estas cuestiones es indudable que para Compostela, en conjunto, la visita de Benedicto XVI tiene un efecto «extraordinario». El propio alcalde se había mostrado indignado con las protestas contra la visita del Pontífice al entender que, con independencia de las creencias de cada uno, la llegada de Benedicto XVI supone un gran reconocimiento al Camino, que tantos beneficios ha reportado a la ciudad.