Blanco blinda el AVE con una cadena de contratos entrelazados

Carlos Punzón
carlos punzón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Retrasos y paralizaciones conllevarían una larga serie de compensaciones económicas a constructoras y adjudicatarias

10 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hasta que se produzca la última de las adjudicaciones, el AVE que unirá Galicia con la Meseta no estará garantizado plenamente. Y es precisamente en ese acto administrativo donde radicará el blindaje del tren rápido gallego. Con la intención de dejar todo el proyecto encarrilado y que no pueda ser ni paralizado ni retrasado por los ministros de Fomento que le puedan suceder, José Blanco hizo el encargó de buscar una fórmula que garantizase la continuidad en la construcción de la infraestructura y que cualquier interrupción en su desarrollo sea difícil de justificar y, más incluso, de afrontar económicamente.

Para ello, Fomento está seguro de haber encontrado la fórmula mágica tras diseñar una licitación entrelazada en la que se van a superponer las actuaciones de los dos ámbitos de participación en la construcción del AVE, el que se ejecutará con capital público y el que se hará mediante la participación privada, que luego recuperará lo invertido mediante la concesión del mantenimiento de todo el tramo.

Ritmo o indemnizaciones

Como en todo proyecto de características como el de la plataforma del tren de alta velocidad que conectará Galicia con Madrid, su construcción se abordará por lotes, con hasta 27 contratos en total. Pero al mismo tiempo que estos, se irá desarrollando la parte de la obra de la que se encargará la iniciativa privada: la colocación de la vía entre Olmedo y Ourense y el resto de los elementos de la superestructura como energía, telecomunicaciones y demás. En el departamento de obras públicas del Gobierno central se confía en que el calendario de las actuaciones que se realizarán con capital privado marque de cerca el ritmo de la construcción que se llevará a cabo mediante concursos convencionales. Las constructoras cuyas propuestas escoja Fomento a través del ADIF para realizar esa obra a cuenta de los Presupuestos del Estado deberán tener muy presente que los adjudicatarios de las licitaciones hechas desde la colaboración público-privada le vendrán empujando y marcando el paso. Un retraso en la construcción de la estructura conllevaría un grave perjuicio para los encargados de colocar la superestructura, circunstancia que llevaría aparejadas altas indemnizaciones, lo que para Fomento ofrece una notable garantía de blindaje.

Y si esa cadena de contratos entrelazados formarán a juicio de Fomento un entramado difícil de romper, más lo pueden ser incluso las compensaciones a las que podría dar lugar una paralización del proyecto o su retraso. En el caso del AVE gallego no solo habría que indemnizar a las constructoras contratadas sino también al capital privado participante en el proyecto.

Desde Fomento, por si acaso, se pone además el acento en el reparto de la carga presupuestaria de la obra en los próximos seis años, que a juicio del ministerio es razonable y asumible sin tener que pensar en futuras paralizaciones o retrasos.

GARANTÍAS PARA UN PROYECTO EN TIEMPOS DE CRISIS