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Piden 17 años de cárcel para un acusado de matar a su vecino con vino envenenado

Marta Vázquez Fernández
MARTA VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

GALICIA

El fiscal cree que echó estricnina en una botella y la dejó en un camino por el que solía pasar la víctima, en Maceda

09 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ideó un plan macabro. Sentía un fuerte odio por su víctima y decidió poner todos los medios para acabar con su vida envenenándolo. Así sospecha el Ministerio Fiscal de Ourense que actuó José Luis L.?Á., de 58 años, a quien acusa de haber asesinado a un vecino de la localidad ourensana de Castro de Escuadro (Maceda), en la que ambos residían.

Según la acusación, que pide 17 años de cárcel para el procesado, las relaciones entre los dos hombres se habían vuelto hostiles, al menos por parte de José Luis, desde que tuvieron desavenencias por la gestión de una explotación ganadera en la que trabajaron juntos. El acusado abandonó el negocio y, movido por el rencor, decidió que mataría a Felisindo G.?S., de 64 años.

Escogió el día y el cebo que utilizaría. Sabía que la víctima guardaba su ganado en un paraje de la localidad, por lo que, en las inmediaciones, dejó una bolsa de plástico en la que había una botella de vino envenenado con estricnina, una sustancia letal. Para que pareciese que había quedado olvidada, acompañó la botella de una lata de atún, otra de calamares, una cerveza y dos mandarinas. Era conocedor, tal y como recuerda el fiscal, de que a Felisindo aquellos productos le gustaban, por lo que, como poco, despertarían su curiosidad. Además, y para evitar sospechas, junto a la bolsa colocó otra botella vacía, con restos de papel aluminio, mondas de naranja y un paquete de tabaco vacío. Era el 24 de noviembre del 2009, domingo de caza, y el asesino quería que pareciese que allí habían estado comiendo algunos aficionados a ese deporte.

Logró su propósito. El escenario no levantó las sospechas de Felisindo, quien aquel mismo domingo, unas horas después, se encontró con la bolsa cuando fue a dar de comer a su ganado. La cogió y se la llevó.

Ya en casa, decidió que probaría el vino. Bebió un sorbo y le comentó a su esposa que sabía a vinagre, pero apenas pudo articular otra palabra, puesto que enseguida empezó a encontrarse mal. El veneno había empezado a hacer efecto. Se le agarrotaron los pies y comenzó a sentir molestias en el estómago. Vomitó. Sus músculos se paralizaron y murió en pocos minutos.

Una larga investigación

Desde el primer momento la Guardia Civil sospechó que había sido envenenado. La autopsia así lo confirmaría días después, al hallar los forenses restos de estricnina en su sangre. La misma sustancia que ocultaba el vino. Se sabía ya la causa de la muerte, pero no quién la había provocado. Conseguirlo costó meses de investigaciones, análisis y pruebas forenses, hasta que encima de la mesa de los agentes estuvo el nombre de José Luis L.?Á.

Al final el plan no había resultado tan perfecto. El 5 de octubre del 2010, casi un año después de los hechos, se registró su casa de Castro de Escuadro. En la cocina había una botella con una etiqueta con la denominación «líquido para espantar a las culebras». Dentro se hallaron restos de estricnina que contribuyeron a encajar las piezas. El sospechoso, detenido al día siguiente, terminó por confesar los hechos, aunque alegó que fue un accidente.