El cordobés Daniel Burón completa un reto benéfico desde Roncesvalles
29 oct 2011 . Actualizado a las 11:35 h.La mayoría de los peregrinos realizan el Camino a pie, o en bicicleta, pero hasta ahora nadie lo había hecho en monociclo, con una rueda de montaña de 29 pulgadas, de piñón fijo. El cordobés Daniel Burón García, de 29 años, combina pedaleo y equilibrio para después de más de 800 kilómetros entre Roncesvalles y Santiago tener las fuerzas suficientes para llegar hoy a Fisterra (ayer llegó a Muxía).
Su causa es solidaria con tres oenegés: Médicos sin Fronteras, Payasos sin Fronteras y Greenpeace. Los donativos se pueden realizar en su web: www.santiaciclo.com. Lleva distintas cámaras -una en la frente- para grabar su aventura con imágenes en 3D y luego hacer un documental con más de once horas de grabación, y más de 6.000 fotografías. Su afición por los monociclos comenzó en el 2006 en Alemania, donde residía con su pareja. Compró uno y decidió aprender a andar en ellos. Su pareja falleció y por eso se propuso realizar un recorrido solidario en su memoria. Primero pensó en ir a Japón por el peregrinaje de los 88 templos, de 1.200 kilómetros. Su familia le hizo desistir, pero él sigue teniendo la idea en mente.
«Ha sido un poco complicado llegar desde Roncesvalles, de donde salí el 21 de septiembre, aunque no ha llovido ningún día, pero después de un mes, cargado con mi mochila de 13 kilos... He ido siempre por caminos, no por carretera. Justo de Santiago a Negreira [el pasado miércoles] me ha cogido el temporal y fue todo muy complicado», cuenta.
Sufrió dos caídas: una en Pamplona, por unas escaleras, y otra en Moratinos (Palencia). Una rotura fibrilar en el vasto externo, un desplazamiento del peroné, y un esguince en el tobillo izquierdo no le impidieron concluir su reto. «Me duele, pero las causas por las que hago esto me ayudan a salir adelante», asegura. Lo curioso de Daniel Burón es que en su Córdoba natal también va en monociclo a todos los sitios. Lleva solo 18 meses practicándolo, pero asegura que en Alemania o Japón es muy común ver a gente por la calle montando en monociclo.
Aparte de recaudar fondos para las tres oenegés, quiso que este reto personal fuese más allá. Así, realiza actividades para cada una: «Con Payasos sin Fronteras hago malabares para alegrar a la gente. Con Médicos sin Fronteras estoy dando y promocionando entre los peregrinos las pastillas contra el dolor ajeno, y para Greenpeace estoy haciendo unos análisis de la calidad del agua y del aire». Daniel es ingeniero industrial, informático y mecánico. Tiene su empresa de gestión ambiental, que atiende desde el Camino, donde escribe artículos por las noches para la revista-blog de tecnología e Internet Gizmodo.es.