Un trayecto de diez kilómetros permite conocer interesantes y poco conocidas muestras del patrimonio de dos parroquias monfortinas
03 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Las parroquias monfortinas de Baamorto y Fiolleda poseen un interesante y curioso patrimonio monumental, desconocido para muchos, que bien merece una visita. Un recorrido de poco más de diez kilómetros, que se puede realizar enteramente en coche, empezando en Baamorto y terminando en San Mamede -en el límite del municipio de O Saviñao- permite conocer una serie de parajes de singular interés.
El recorrido empieza saliendo Monforte por la carretera que lleva a Fiolleda. En el kilómetro 5,5 está el pueblo de Baamorto. Hay que situarse en el centro de la localidad, a la altura del cruceiro, y torcer a la izquierda para visitar la iglesia de Santa María y su casa rectoral, a unos trescientos metros del desvío.
La iglesia de Baamorto conserva algunos restos de origen románico, como los canecillos que flanquean la nave. Perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén o de Malta y sufrió diversas obras de reforma en los siglos XVII y XVIII. Uno de sus elementos más singulares es el conjunto de pinturas murales que se exhiben en sus muros exteriores, protegidas por un singular porche -un nártex, en terminología arquitectónica- que se apoya sobre columnas de estilo dórico. Fueron realizadas alrededor del año 1560 por un artista anónimo conocido por Maestro de Nogueira -que también dejó muestras de su talento en la iglesia chantadina de Nogueira de Miño y en otros edificios religiosos de la provincia- y representan escenas de la Pasión de Cristo.
Orden de Malta
Enfrente de la iglesia se encuentra la antigua casa rectoral. El edificio actual, de escaso valor arquitectónico, fue levantado en el siglo XIX sobre otra construcción muy anterior, que en tiempos desempeñó la función de centro administrativo de las posesiones que tenía en la comarca de Lemos la poderosa Orden de Malta, cuyos dominios en el sur lucense fueron gobernados antaño desde el castillo quirogués de Torrenovaes. En la fachada se conservan tres escudos de esta orden monástico-militar. En tiempos recientes, la construcción fue comprada por el Ayuntamiento de de Monforte para convertirla en local social.
Tras visitar la iglesia y sus alrededores, hay que retornar al punto anterior y desviarse ahora hacia la derecha en dirección a Pallares, que se encuentra a unos cuatrocientos metros. Allí se encuentra el Pazo de Feijoó. El antiguo edificio sufrió diversas transformaciones a lo largo de su historia, entre ellas la sustitución de su antigua solaina por una galería que da al camino de acceso. El pazo dispone de una capilla que está adosada a un lateral del edificio principal y cuenta con una puerta que permite a los fieles acceder desde el exterior. Hay que destacar su escalinata y una interesante bodega socavada en el suelo, construida de forma íntegra en sillería de granito y con un arco de medio punto.
Un hórreo impresionante
En el kilómetro 6,2 se llega a un cruce. En este punto es preciso girar a la izquierda y después de recorrer unos cuatrocientos metros se sale nuevamente a la carretera que lleva a Fiolleda. Ahora hay que desviarse a la derecha. La localidad de Fiolleda se encuentra en el kilómetro 7,3 de la ruta. Una de las cosas que llaman la atención al llegar es la Casa do Sacristán, con un impresionante hórreo en su entrada.