Puedo asegurarles que cuatro horas en el taller de «formación para a participación cidadá» organizado por la Consellería de Sanidade en el Hospital Xeral de Lugo el 9 de marzo son más que suficientes para salir con dos impresiones: si los ciudadanos queremos participar en nuestra sanidad no les quepa duda de que debemos ganarlo a pulso. Estos chicos de ahora, con un máster de gestión y bata de médico no nos van a regalar nada. Y si queremos un hospital moderno, debemos reclamarlo y defenderlo.
Tenía entendido que un taller es un lugar donde se arreglan problemas mecánicos y se hacen puestas a punto. La puesta a punto en participación ciudadana que nos dieron a la veintena de personas que estábamos allí se identificaba más con un taller barato de chapa y pintura. Ordenador portátil, letras, números y fotos bonitas. Como en un cine. Empezamos a las cuatro y media metiéndonos en vena un preoperatorio de palabras como sostenibilidad y eficiencia, para introducirnos en su política sanitaria orientada a la reducción del gasto.
El subdirector de gestión del Xeral de Lugo nos confirmaría luego el ansia que tiene la consellería de que participen los ciudadanos. La puesta en escena por parte del gerente del hospital de Monforte, el día anterior, de la comisión de participación ciudadana es otra maniobra para aplacar al personal. Nada que ver con el Consello de Saúde de Área. Si la primera intenta conseguir mayores niveles de salud, el segundo no se para ahí y faculta a los vecinos a saber más: a dónde va nuestro dinero y los proyectos futuros de nuestra área sanitaria y a proponer medidas para mejorar las prestaciones. Por algo será que no hay ninguno creado en Galicia. Y para digerir estas dos primeras ponencias no se les ocurre nada menor que salga otro director médico de Atención Primaria recomendando no fumar y ejercicio adecuado a nuestra edad.
Pero, a eso de las cinco y media, vuelve el director médico del Xeral para decirnos que Santiago trabaja en el decreto de las áreas sanitarias de gestión integrada de Coruña y Santiago, al tiempo que nos lanza preguntas que él mismo responde: ¿qué pretende este modelo organizativo?, una atención lo más cercana al paciente. ¿Qué quiere decir con eso de lo más cercana? Vamos a Barrio Sésamo. Epi dice que cerca es el hospital de Monforte. Blas y ese director médico nos dicen que lo que necesitamos es tiempo, liderazgo, una implantación progresiva, un motor que estimule los cambios, un cambio cultural y conseguir que todos los «actores» se sientan implicados en el cambio, para que al final Epi y todos digamos que lo que está lejos está más cerca.
Y sigue el tratamiento en participación ciudadana. La espera máxima sigue clavada desde el 2005 en los seis meses y las listas de espera se deben, entre otras causas, a la necesidad que tienen las personas mayores de tener buena salud (¿eh...?) o que tener más recursos no es suficiente para su reducción; para que luego, bien entradas las siete de la tarde, la consellería diga que en el 2009 unos 73 millones de euros fueron para los hospitales de Vigo y Pontevedra que administrarán empresas privadas y que 213 millones acabaron en le bolsillo de los hospitales privados.
Al filo de las nueve menos cuarto de la noche, reconfortaba el viento helado que soplaba por el callejón en bajada del hospital de Lugo.