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Visuña, mineros desde el siglo I

Carlos Rueda MONFORTE/LA VOZ.

LEMOS

Tres minas de hierro fueron explotadas desde los inicios de nuestra era y hasta bien entrado el siglo XX en esta parroquia del municipio de O Courel

01 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La minería en O Courel no cosa solo de la época romana y de las modernas canteras de pizarra. La parroquia de Visuña tuvo una estrecha relación con la minería artesanal hasta mediados del siglo XX. Uno de los más importantes yacimientos fue el del monte Formigueiros, del que se extrajo durante siglos gran cantidad de mineral de hierro, que en los primeros decenios de nuestra era fue tal vez utilizado en la fabricación de armas para las legiones romanas y de las herramientas necesarias para arrancar el oro de las explotaciones repartidas por toda la sierra.

Los carros cargados del mineral de hierro arrancado en el lugar de As Veneiras, en el monte Formigueiros, bajaban por el camino de A Golada con destino a la antigua ferrería de Visuña, en las proximidades de la aldea de Céramo. También alimentaban otras ferrerías repartidas por el sur lucense e incluso en tierras leonesas.

A principios del siglo XX empezó la explotación de otros recursos minerales como el plomo, cobre y blenda, muy abundantes en esta parroquia. La extracción se centraba en tres explotaciones diferentes y muy próximas a la aldea de Visuña. Todas quedaron abandonadas a mediados del siglo pasado.

Plomo y blenda

En el monte de Cereixido todavía se pueden ver las bocas de dos minas de las que se extrajo gran cantidad de mineral de plomo y blenda. En el monte de Os Corvos, al borde de la devesa de As Valiñas, estaban las minas de Vilafabriz, de las que también se extraían estos minerales además de cobre. Estuvieron en activo hasta a mediados de los años 60 del pasado siglo, pero quedaron como testimonio las ruinas de varias construcciones y las bocas de varias galerías.

Próximas a las de Vilafabriz y en la orilla opuesta del arroyo de Os Corvos, estaban las de Supena, en el lugar de O Val da Porca. De allí se extrajo mineral de plomo y cobre que era triturado, cribado y almacenado en el mismo lugar de la explotación en sacos de 25 kilos. Desde allí era transportado en carros hasta la cantina de A Seara, desde donde proseguía camino hasta la aldea de A Cruz de Outeiro. En este punto, el mineral era cargado en camiones con diferentes destinos, la mayoría en el País Vasco.

La mina de Supena estaba formada por dos galerías horizontales y a diferentes alturas, comunicadas entre sí por un pozo vertical de decenas de metros de profundidad. En los dos casos, las galerías tenían altura suficiente como para que los mineros pudiesen caminar erguidos y estaban apuntaladas con vigas de madera de castaño. El pozo fue construido para seguir la veta, y al parecer procedía de la mina de Vilafabriz.